“Los mercados
de acciones sufrieron grandes perdidas a nivel mundial a fines de 2015
y comienzos de 2016. Los mercados han repuntado desde marzo. No obstante, los
índices bursátiles continúan muy por debajo de los máximos registrados a
mitad de 2015 y son inestables. Un empeoramiento tendrá efectos negativos sobre
la riqueza, el consumo y el crecimiento.
El cambio de
modelo de crecimiento en China es inevitablemente
complejo. Las empresas chinas han perdido rentabilidad en los últimos años, a
medida que el crecimiento se desaceleró. Esto, además, les dificulta hacer
frente al servicio de las obligaciones de deuda, lo cual eleva el nivel de los préstamos bancarios en mora. Como la
capacidad de crédito de los bancos es cada vez
más limitada, las empresas están recurriendo a los mercados de capital.
La combinación
de la fragilidad de los balances empresariales con elevado nivel de
los préstamos en mora e ineficiencias en los mercados de capitales está creando riesgos para la estabilidad
financiera. Esto complica la tarea de las autoridades de lograr un reequilibramiento de la economía relativamente
calmo con una reducción simultánea de las
vulnerabilidades creadas por un apalancamiento excesivo. El limitado avance
de las reformas clave y el recrudecimiento
de los riesgos de los sectores empresarial y financiero han suscitado
inquietudes en torno al crecimiento a mediano plazo y desatado turbulencias en
los mercados financieros dentro y fuera del país.
Tanto la expansión monetaria como
las tasas de interés negativas en los PD, pareciera que ya no alcanzan para
estimular la economía. En los últimos años los bancos centrales de Estados Unidos, la UE y
Japón expandieron fuertemente la emisión de dinero y redujeron o mantuvieron
las tasas de interés en niveles nunca antes registrados,
llegando en algunos países de Europa y de Japón a contar con tasas negativas para los depositantes.
La tasa
de interés de corto plazo promedio de los PD es 0,36%. Pero la demanda de consumo e inversión no reacciona como pensaban y el ahorro sigue
superando a la inversión. Muchos están planteando rediscutir los efectos de
esta política monetaria y sumar otros tipos de políticas, como la expansión
fiscal. Muchas de las ideas que se
tenían sobre el impacto positivo de la política monetaria y fiscal sobre la
recuperación no se están cumpliendo en la realidad, por eso
es que se suma a la lista de riesgos. Otros,
plantean que se debe combinar la política de expansión de la demanda agregada
con reformas por el lado de la oferta, pero esto es para el largo plazo.
Según el FMI, considera que hay riesgos que pueden debilitar aún más la economía
mundial. La materialización de cualquiera de ellos podría incrementar
la probabilidad de que ocurrieran otros sucesos desfavorables. El escaso
margen de maniobra que las políticas de los países desarrollados (PD) y países en desarrollo (PED) parecen tener frente a los shocks
negativos está exacerbando las inquietudes en torno a estos potenciales
escenarios desfavorables.
A los riesgos anteriores se suma el riesgo de mayor tensión en los países exportadores de
petróleo: Las nuevas caídas
de los precios del petróleo podrían obligar a los países que lo exportan a
recortar aún más el gasto. En un
contexto de baja inflación, la posibilidad de que los precios del petróleo disminuyan aún más plantea el riesgo de deflación y aumento de
las tasas de interés reales.
Se advierte
también un estancamiento secular y una disminución
del producto potencial: en la UE y Japón
el riesgo de una demanda interna muy débil y de un mayor debilitamiento del
producto potencial continúa suscitando inquietud. Además, el abaratamiento del
petróleo y de otras materias primas plantea un riesgo de deflación en los países
desarrollados. El impacto sobre los países
en desarrollo de estos fenómenos provocará una desaceleración de su crecimiento,
y el desempleo, sobre todo en muchos países de la UE, no podrá reducirse”.
Fuente – FMI – Prensa Económica -
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