viernes, 6 de mayo de 2016

La "Inflación NUCLEO"



En la práctica, el indicador más utilizado para medir la inflación es el índice de precios al consumidor (IPC), sin embargo, este indicador no necesariamente refleja en forma adecuada el fenómeno inflacionario. El IPC está diseñado para medir el costo de la vida para un consumidor típico. Por su construcción, este índice considera a un subconjunto de los precios de la economía, por lo que no es un índice diseñado para medir el cambio en el nivel general de los precios. Debido a que la inflación relevante para la política monetaria puede no estar adecuadamente medida por los índices de precios al consumidor convencionales, se requiere calcular medidas de inflación subyacente que reflejen los movimientos conjuntos y persistentes en los precios de la economía.

Desde hace varios años a los bancos centrales de diversos países les ha preocupado el efecto que sobre el IPC producen los precios volátiles y los pagos de intereses, ya que dicho efecto puede dar lugar a interpretaciones erróneas del proceso inflacionario que afecten la conducción de la política monetaria. Los cambios transitorios en los precios al consumidor debidos a efectos estacionales, a precios con alta volatilidad (como la energía), a cambios en precios administrados o a cambios en impuestos indirectos no reflejan las presiones inflacionarias subyacentes. Por ello, las autoridades monetarias de Francia, Italia, el Reino Unido, Canadá, Australia, Austria, Dinamarca, Holanda y Suecia, han argumentado que para efectos de la política monetaria lo relevante son la variaciones de los precios que perduran en el largo plazo, es decir, la tendencia del crecimiento de los precios.

La “Inflación Nucleo” constituye un instrumento de medición y de explicación a los agentes económicos sobre los efectos de las medidas de política monetaria, especialmente en los países donde sus bancos centrales siguen esquemas de metas de inflación. Cada vez es más común la divulgación al público de estos indicadores.

Se define como inflación núcleo a una medida que aproxime adecuadamente la tendencia de la inflación de un país o de una región, para captar movimientos que son evidentes en los precios. Esa medida, que es también conocida como “inflación subyacente” o inflación básica (core inflation), es reflejada por el índice de precios al consumidor (IPC) cuando éste no toma en cuenta ciertos productos por ser los que sus precios sufren grandes fluctuaciones debido a circunstancias especiales. La intención de medir la inflación con este subconjunto es conocer a mediano plazo la tendencia general de los precios. Estos índices filtran las fluctuaciones de precios de alta frecuencia para mejorar el conocimiento de las presiones inflacionarias de mediano plazo de la economía.

En éste análisis cada cambio en el precio de un producto está formado por un componente común y un componente transitorio representando cambios en los precios relativos de los productos, debido a shocks de oferta y/o demanda. A esta estimación de  se la llama núcleo inflacionario.

Habitualmente, para el cálculo de la inflación “núcleo” se prescinde de los bienes y servicios administrados o regulados (ej: combustible, electricidad y gas para uso doméstico), de los concertados (transporte local y foráneo, telefonía, cuotas y licencias y otros), y de los agropecuarios (determinadas frutas y verduras). Normalmente podemos ver en una serie de tiempo de datos mensuales que la inflación núcleo o subyacente tiene un comportamiento más suave, con menos altibajos, que la inflación general. No es de extrañar que en ciertos periodos esta  inflación sea más alta o más baja que la general.

El atractivo de una  medida núcleo se debe a que las tasas de inflación tienden a ser volátiles, en la mayoría de los casos debido a las variaciones de precios en alimentos no procesados, y derivados del petróleo. De tal modo que se pueden observar grandes fluctuaciones en la variación de los precios consecuencia de cambios estacionales en la oferta de los vegetales o en los combustibles, en modificaciones de precios de bienes regulados o en los combustibles, los cuales no están relacionados con las decisiones de política monetaria de un país.
Aunque, respecto de la exclusión de componentes debemos destacar que tratan de excluirse aquellos componentes o grupos de precios que poseen una mayor variabilidad; usualmente caen en esta categoría los alimentos no procesados, los derivados del petróleo y los bienes regulados.

La principal ventaja de este índice es la sencillez y transparencia en el cálculo, además de que no requiere series largas. Pero también debemos agregar que su principal desventaja es que las perturbaciones transitorias no siempre afectan únicamente a algunos componentes predeterminados, puede afectar a productos pocos variables, y más bien, al eliminar sistemáticamente a un mismo grupo, se puede estar eliminando información valiosa. Queda para el investigador, contemplar esta situación, para poder arribar a un diagnóstico adecuado.





Fuente: “Medidas de inflación subyacente” por Alvarez L.J. y Matea M. de los Llanos – Banco de España. – “Medidas alternativas de inflación” por C.Mateos y A.Gaytan (Bco. de México)

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