sábado, 12 de marzo de 2016

La economía del mundo en 2016 (I)


El Fondo Monetario Internacional publicó en sus boletines un análisis, perfilando la posible economía mundial para el año 2016. Economistas de la Institución Internacional elaboraron, - con sus respuestas a una serie de preguntas- una proyección para el presente año. Tratemos de resumir los aspectos que entendemos son  más significativos.

Referente a la evolución del año pasado, anticiparon que  a escala mundial, en 2015 algunas economías se afianzaron, en tanto que otras -en particular las economías emergentes y en desarrollo- sufrieron debido a la caída de los precios de las materias primas y al endurecimiento de las condiciones financieras.
El FMI también experimentó algunos cambios importantes en 2015: el Congreso de Estados Unidos aprobó la reforma de las cuotas de 2010, y la divisa china, el yuan, se sumó a la cesta de monedas oficiales del Fondo.

Sobre la economía de Estados Unidos se señaló que siguió creciendo con solidez y creando empleo, mientras que Europa en general aceleró el ritmo y Japón continúa siendo un interrogante. Pero salvo contadas excepciones (como India), los países de mercados emergentes y en desarrollo siguieron experimentando una desaceleración en medio de la caída de los precios de las materias primas y condiciones financieras más restrictivas, sin que aún se logre cristalizar un crecimiento sincronizado y sostenible.

China seguirá siendo una prioridad importante. La economía de ese país está desacelerándose a medida que se produce la transición del modelo de inversión y manufactura al de consumo y servicios. Pero los efectos de contagio mundial derivados del menor ritmo de crecimiento de China, por vía de la disminución de sus importaciones y la menor demanda de materias primas, han sido mucho más intensos de lo previsto. La reestructuración sigue estando sujeta a graves desafíos relacionados con debilidades en: los balances de las empresas estatales, mercados financieros y la flexibilidad y racionalidad general de la asignación de recursos. Un crecimiento por debajo de las metas fijadas por las autoridades podría una vez más provocar nerviosismo en los mercados financieros.

La crisis de refugiados de Iraq y Siria supone un importante desafío para la capacidad de absorción de las economías y los mercados laborales de la Unión Europea, pero aún más para los sistemas políticos. El proyecto de control policial común del perímetro de la Unión Europea y las tensiones con respecto al libre movimiento de las personas dentro de Europa es algo que se debe vigilar. Europa tiene ante sí otros desafíos políticos y económicos, que se extienden desde la península ibérica hasta Grecia y Ucrania.

El cambio climático y los esfuerzos para limitar las emisiones de CO2 constituyen una crisis que avanza lentamente, pero que mal haríamos en descartar. El acuerdo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21) logrado en París fue un triunfo para la cooperación internacional.
En cuanto al tema del comercio internacional, que ha sufrido reveses en años recientes debido a que el crecimiento del comercio mundial se ha desacelerado en relación con el crecimiento del PBI. ¿Aprobará el Congreso de Estados Unidos el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP)? La respuesta quizá la tengamos en el segundo trimestre del año. Si es aprobado, ¿será un precursor de un acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea? La Ronda de Doha fue efectivamente abandonada en Nairobi. Si los acuerdos comerciales multilaterales integrales ya no están sobre tratamiento, ¿puede la liberalización del comercio seguir avanzando de manera eficaz a una escala más limitada? Las respuestas revisten importancia para todos los países miembros del FMI.
Los mercados emergentes pueden desempeñar un papel protagónico. Las entradas de capitales han disminuido, se han consumido algunas reservas, los diferenciales soberanos han aumentado, las monedas se han debilitado y el crecimiento está desacelerándose marcadamente en algunos países. La depreciación de la moneda ha demostrado ser una defensa sumamente útil frente a diversos shocks económicos. Pero de producirse nuevas caídas pronunciadas de los precios de las materias primas, incluida la energía, los exportadores enfrentarán incluso más problemas, como depreciaciones más bruscas de la moneda que podrían poner al descubierto vulnerabilidades aún ocultas de los balances o desencadenar la inflación.


(continuará)


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