domingo, 17 de junio de 2012

50 años de vida de una Facultad prestigiosa


La Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Morón cumple cincuenta años de brindar una enseñanza de excelencia en sus aulas mediante la participación de distinguidas autoridades y profesores que han brindado un aporte valioso para su prestigio en todo el ámbito nacional e internacional.

Cumplir 50 años de vida, señala un itinerario en este caso pleno de realizaciones desde el punto de vista académico. Como toda organización, ha tenido etapas de inicio con sus dificultades y desvelos por cumplir una misión que también representa un orgullo por los logros obtenidos. En el trabajo de esta labor educativa superior es condición esencial tener como mira el capacitar jóvenes que se convertirán en futuros profesionales al servicio del país. Tenemos la satisfacción que en esta Unidad Académica se han conseguido esas metas y hoy la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales se ha convertido en un ejemplo en el cumplimiento de estos fines.

Quien escribe esta nota, ha tenido el alto honor y el orgullo muy particular de pertenecer a la gestión académica inicial. Recuerdo - en un historial resumen -, los comienzos con el nombramiento del primer decano, el doctor Aquiles D. Ygobone, pionero, que siempre se destacó por estimular y brindar impulsos a todo el conjunto de integrantes del primer Consejo Académico. Tuve la satisfacción de ocupar el primer cargo como secretario académico, tarea que tomé con la responsabilidad que la designación merecía. Con el Dr. Ygobone ya habíamos tenido una vinculación profesoral en colegios de la zona, eso había permitido una relación de amistad respetuosa entre ambos y en una ocasión, - él ya siendo decano -, me propuso participar en la organización de la Facultad, cosa que acepté con mucho agrado. De esa etapa existen las actas del Consejo donde revelan la tarea realizada

Eran los tiempos donde todas las actividades principales se realizaban en la casa de tipo colonial que se conserva en el nuevo edificio como un recuerdo invalorable. Allí comenzamos a trabajar con el único personal asignado para las tareas iniciales que consistían en organizar la estructura administrativa, la inscripción de alumnos, la designación de los primeros profesores de las distintas asignaturas, la composición y el archivo de sus correspondientes legajos, también los antecedentes de los alumnos que se inscribían, la preparación de todo aquello necesario que se elevaría al Consejo Académico, previa tratamiento de todo con el señor Decano.

Fue una labor intensa, contábamos con una empleada que además atendía a varias facultades, de manera que no obstante su competencia, debíamos repartirnos las tareas en el mejor ordenamiento posible. Tanto como el señor decano, como el vice decano y algunos consejeros, participaban de manera activa. El rector de la Universidad era el Dr. Omar Lima Quintana y el Secretario Académico de la Universidad el Dr. Tibaudin, quienes a menudo nos citaban en procura de información sobre el aspecto organizativo y académico de la Facultad.

Estos fueron los inicios, los primeros pasos de la Unidad Académica, la inscripción de alumnos cada día aumentaba. Se hacía necesario aulas que se consiguieron ocupando las instalaciones de un colegio situado a casi media cuadra de la Universidad. Era una época donde se trabajaba con verdadera y desinteresaba vocación. Los cursos comenzaron a repartirse por áreas. En la de Economía estaba a cargo del profesor Francioni, que era el Vice Decano, y quien me propuso como profesor en mi primera actividad docente en la Facultad, dentro del área de Economía.

La convocatoria a las reuniones del Consejo Académico también nos correspondia, elaborando con el Decano los puntos a tratar. Recuerdo que las reuniones eran intensas y cada problema o situación se analizaba con mucho detenimiento. Eran recordadas las participaciónes de sus integrantes. Estaban presentes el Decano y el Vice decano, el Secretario Académico cuyos nombres ya se dieron y los consejeros (de los que recuerdo) eran: Juan Carlos Fresco, distinguido profesor de la UBA, Hugo Santilli que ocupaba la Comisión de Enseñanza y lo hacía con mucha eficiencia (como complemento, años después ocuparía la presidencia del Banco de la Nación Argentina), el Dr. Prado (funcionario importante del Banco de Boston), y el Dr. De la Colina, destacado abogado en el campo laboral. Las reuniones se hacían generalmente en el estudio del Dr. Ygobone situado en Buenos Aires y duraban hasta muy tarde.

La Universidad y particularmente nuestra Facultad avanzaban a un ritmo intenso. Comenzó a construirse el nuevo edificio de la Universidad. Durante la primera etapa de la construcción nuestra Facultad ocupaba las aulas de un colegio religioso: Juan XXIII en Ramos Mejía y también las instalaciones del colegio Dorrego de Morón. Los cursos comenzaron a ampliarse, se elaboraron los programas de las asignaturas donde existía siempre la preocupación de insertar en ellos lo más actualizado; de manera permanente se hacían revisiones y las modificaciones se presentaban, discutían y aprobaban en el seno de nuestro Consejo. El Colegio tenía un salón de actos muy amplio y allí comenzaron ciclos de conferencias, algunas con la concurrencia del Rector y de autoridades del Consejo Superior, como la que dio el profesor emérito de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires: Dr Carlos A.Lenna, que había ocupado el Decanato en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA

Aunque trataré de ser breve, no puedo dejar de mencionar las elecciones que se realizaron que integrarían un nuevo Consejo. Surgieron las designaciones del Dr. Molina Laise como Decano, Alfredo E. Villafañe como Vice decano y dentro de los consejeros que recuerdo, estaban el Dr. Alfredo J. Bózzola (que se destacaría en la organización del Departamento contable), Manuel Arán, y el Dr. López Sande. Este fue el primer Consejo surgido de elecciones entre los profesores de la Facultad. También en esa época se llamó a concurso de títulos y antecedentes para la designación de profesores, regularizándose varias cátedras..

Varios de los alumnos ya habían cursado todas las materias de sus carreras, pero esperaban sus títulos que no se podían otorgar hasta que la Universidad fuera reconocida oficialmente. El reconocimiento se produjo al poco tiempo y comenzaron a realizarse entonces los actos de entrega de diplomas.

La Facultad continuó con su dinámica, insistiendo en el mejoramiento de los programas de cada asignatura de las carreras que ofrecía. Se reunía periódicamente el Consejo Académico. Los Departamentos de Contabilidad, Derecho, Matemática, Humanidades y Economía comenzaron a analizar con más detalles, el nivel profesoral, incluso concurriendo y evaluando los cursos.

Sucesivos decanos y autoridades de la Unidad Académica ofrecieron su importante contribución en la dirección, la mayoría haciéndolo con eficiencia y dedicación. La construcción del edificio de la Universidad, aunque en forma parcial, permitió la transferencia de los cursos a las instalaciones que estaban terminadas. Continuaron las elecciones de nuevas autoridades, los concursos para la designación de profesores y cumplieron una labor muy eficiente. En poco tiempo más los decanos ya contaron con sus propios despachos y el sector administrativo comenzó a contar con más comodidades. Todo eso permitió una tarea mas organizada.

No puedo dejar de mencionar el nombramiento del Dr.Alfredo José Bózzola como decano, acompañado con el Vice decano Dr. Juan Ferrari Herrero. La etapa de esta gestión fue muy destacada. Puede decirse que a partir de entonces la Facultad se organizó en todos los aspectos. Esto representó un gran trabajo: actualización de planes de estudios, concursos para nuevos profesores, dictado de conferencias, elaboración de normas internas necesarias, actividad específica de los jefes de Departamentos, creación del Instituto de Investigaciones Económicas (el primer director fue el Dr. Carlos A. Lenna), luego el Instituto de Investigaciones Contables (a cargo del Dr. Arreguini), aparición de publicaciones como la “Gaceta de información económica”, mejoramiento en la atención de los alumnos que siempre tuvieron una respuesta por parte de las autoridades. Por intermedio de la labor tan eficiente de este Decanato, se promovió y logró que a nivel nacional se suprimieran los exámenes de habilitación, que hasta entonces eran exigidos.

La Facultad con las sucesivas autoridades, cumplieron con los fines que requería el progreso acorde con la evolución de la Universidad; comenzaron a crearse nuevos institutos de investigaciones, abundaron las Jornadas especializadas, mejoró el nivel de enseñanza, se incorporaron nuevas carreras, existió una mayor preocupación por la bibliografía sobre temas afines a los programas que conformaban las asignaturas de las diferentes carreras, incorporándose nuevos textos en la Biblioteca de la Universidad. Las Comisiones comenzaron una labor fructífera, se alentaron las pasantías, se implementaron cursos de posgrados y la Facultad pasó a denominarse: de Ciencias Económicas y Empresariales, ampliando en realidad lo que correspondía: que era insertar temas esenciales para conocimiento y evolución de las empresas.

La Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad es un ejemplo en organización y en su aspecto educativo superior. Cuenta con bases sólidas para una continuidad en uno de las tareas más destacadas, cual es la enseñanza y la investigación. La Universidad ocupa unos de los lugares más destacados en el sector americano, y siempre se convoca (a sus diferentes Facultades) en distintas actividades educacionales en el mundo. Muchos egresados de nuestra Facultad pasaron a ocupar puestos destacados en el país en importantes bancos e instituciones financieras.

La Facultad brindó siempre la posibilidad a sus estudiantes y egresados para que alcanzaran cargos de responsabilidad en la misma Unidad Académica. Esto ha dado resultados y la mayoría de las autoridades actuales han surgido de sus claustros, cosa que nos enaltece.

1 comentario:

Tiger dijo...

Saludos Profesor!!
De un ex-alumno de la licenciatura. Lo felicito por el blog!

Nahuel García