El ferrocarril, es considerado uno de los mejores medios de transporte del mundo. Por algo los países desarrollados le dan la importancia que merecen. Pero, lamentablemente, en muchos otros, priman intereses que inciden para que estos medios no resurjan. La red ferroviaria argentina, con 34.059 km de vías, llegó a ser una de las más grandes del mundo, y sigue siendo la más extensa de Latinoamérica. Llegó a tener cerca de 47 000 km de rieles, pero el levantamiento de vías y el énfasis puesto en el transporte automotor fueron reduciéndola progresivamente. El tránsito pesado ganó las rutas - que no se encuentran todas en buenas condiciones - desde que los ferrocarriles dejaron de cumplir sus funciones a principios de los años 90. Las últimas estadísticas muestran las cantidades importantes de seres humanos que murieron por accidentes de tránsito en las rutas.
Este transporte es primordial porque si queremos compararnos con países de primer mundo debemos tener un ferrocarril que funcione con un mantenimiento adecuado. Además de ser mas seguro, es un transporte que ahorra energía, y si calculamos el combustible que gasta el transporte automotor con menos de una cuarta parte de lo que ellos usan se mueve una locomotora para recorrer la misma distancia. y con la misma locomotora pueden llevar la misma carga que llevarían varios camiones.
El ferrocarril desde sus comienzos ocupó el espacio geográfico, integró el territorio, facilitó el poblamiento y el desarrollo de las actividades. Todo se movió a su ritmo. Fue un factor vital de humanización y valorización de los espacios agrarios. El ferrocarril contribuyó a radicar familias en el espacio rural, fertilizar tierras, modernizar métodos de cultivo, introducir nuevas especies vegetales, buscar nuevas salidas portuarias y nuevas perspectivas de explotación.
Si se promueve la reactivación total de los ferrocarriles habría menos accidentes. Se trasladaría más gente de una vez, habría menos contaminación y mas trabajo para muchos, y especialmente los costos de envíos serian más bajos. Pueden transportar mucho más cargas que otros medios de transporte. Pero para que sea más eficaz esta reactivación – conforme a la situación actual - deberán mejorarse las vías, con equipamientos más actualizados y vagones en mejores condiciones. Además, habrá la necesidad de poner en práctica mecanismos que favorezcan la seguridad vial de las rutas más transitadas y potenciar el desarrollo económico.
También será necesaria una redistribución de las líneas ferroviarias, pues todas se dirigen a Buenos Aires; esto debido a que cuando fueron construidas, lo principal era que las materias primas del interior tanto de la provincia misma como del país llegarán rápido al puerto para comercializarlas. Si se contara con los fondos necesarios, seria ideal, armar redes ferroviarias que faciliten el transporte a cualquier destino en los viajes a cualquier parte del país.
El desarrollo de la red fue fomentado en un primer momento por capitales argentinos, sumándose al poco tiempo británicos y franceses en forma preponderante. Relacionada su expansión en gran medida con el modelo económico agro-exportador basado en la producción agrícola y ganadera de la región pampeana, es allí donde se concentra la mayor cantidad de tendido férreo. Sigue un esquema radial donde las líneas principales confluyen en la Ciudad de Buenos Aires. Recordemos que el país posee cuatro trochas y distintas conexiones con Paraguay, Bolivia, Chile, Brasil y Uruguay.
Entre 1946 y 1948 todas las líneas férreas fueron estatizadas bajo la órbita de la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA), luego Ferrocarriles Argentinos. Aproximadamente, a partir de 1976 entró en una época de reducción acentuada, período en el cual se incrementó el levantamiento de vías y la clausura de ramales. En esta época dejaron de circular también muchos trenes de pasajeros, especialmente los que iban a la región noroeste del país, en un contexto de casi nulas inversiones, lo que terminó generando un grave deterioro de la infraestructura. También debemos destacar que el ferrocarril en esas condiciones daba quebrantos importantes. motivado por su mal equipamiento, carencia de dirección y administración y con la incidencia manifiesta de una competencia automotor que comenzó a preferirse ante el mal servicio que ofrecía el ferrocarril.
La Ley Nacional 26352 de febrero de 2008 reorganiza la actividad ferroviaria en Argentina creando dos Sociedades del Estado: la Administración de Infraestructuras Ferroviarias y la Operadora Ferroviaria. Posteriormente el Decreto 752 del 6 de mayo de 2008 y la Resolución 1413 del 28 de noviembre de 2008 complementaron la Ley por lo que a partir del 1 de diciembre de 2008 la ADIF se hizo cargo de los bienes ferroviarios que le fueron transferidos por la Organización Nacional de Administración de Bienes (ONABE). Pero lo que se advierte es una postergación permanente que se traduce en una inoperancia manifiesta para comenzar una verdadera reactivación.
El país necesita recomponer el ferrocarril como sistema básico para su desarrollo, donde sea prioritario la reorganización de la infraestructura existente en pos del progreso del país y que sirvan para su integración total. Sólo así, el ferrocarril volverá a tener su rol de servicio público para el que fue creado y la sociedad volverá a sentir el orgullo de tener uno de los sistemas ferroviarios más importantes de Latinoamérica y del mundo. Esta es una tarea fundamental. Solo falta patriótica decisión y concluir con los intereses monopólicos que vienen postergando a través de los años, la real, efectiva e impostergable reactivación ferroviaria.
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