Al final de una Cumbre celebrada en Cannes - en la que ocupó un lugar destacado el manejo de la crisis de los países del euro -, los líderes del G20 pidieron que todos cumplan con su parte para lograr los objetivos. El texto surgido de la Reunión de Ministros de Trabajo y Empleo del G20 que tuvo lugar en París en septiembre pasado aprueba y reafirma sus conclusiones referente a que el empleo y la protección social ocuparon el centro de la Declaración Final de la Cumbre. La Organización ha reconocido el retraso mundial del crecimiento económico y la destrucción de empleo.
Se impuso un plan coordinado de relanzamiento que el FMI ha calculado podría crear hasta 40 millones de puestos de trabajo en cinco años. Se valoró la importancia del plan, que requiere la puesta en marcha de medidas por parte de todos los países, y que permitirá también elevar el producto interior bruto mundial en un punto y medio desde ahora hasta el 2016.
Las economías avanzadas reunidas en el evento se comprometieron "a adoptar políticas para restaurar la confianza" y seguir "de una manera clara y creíble" con las medidas para lograr la consolidación fiscal que permita reanudar el crecimiento económico global. Para ello, los países con superávit por cuenta corriente tendrán que comprometerse a aplicar reformas que incentiven la demanda interna, acompañadas además de una mayor flexibilidad en los tipos de cambio. Australia, Brasil, Canadá, China, Alemania, Corea del Sur e Indonesia, con finanzas públicas muy saneadas, se comprometieron, "teniendo en cuenta las circunstancias nacionales", a estimular medidas fiscales que impulsen el desarrollo y la demanda.
Se incluyó específicamente el compromiso de Alemania de aplicar medidas que propicien el consumo privado y la inversión. El Organismo promete trabajar también en la dirección de obtener un mercado de cambios flexible que refleje los fundamentos económicos y se abstenga de devaluaciones competitivas.
La Cumbre de Cannes también estableció que el FMI deberá revisar de ahora a 2015 como máximo, la composición de la canasta de las monedas de referencia. Los Derechos Especiales de Giro del Fondo lo integran: el dólar, el euro, el yen y la libra. Ese proceso de revisión podría derivar en la incorporación del yuan para dar un mejor reflejo de la importancia de la economía china en el mundo.
Las conclusiones del G-20 cambiaron el rumbo respecto de lo que venía pasando en las cumbres de los últimos dos años, cuando las grandes potencias habían inclinado la balanza para dar señales pro mercado. Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y otros países tuvieron que ver con ese cambio. Lo más evidente fue la reincorporación de las cuestiones laborales al documento final. Allí figura que la recuperación del crecimiento, la generación de empleo y la promoción social deberán ser prioridades para revertir la crisis. Francia y Estados Unidos esta vez se sumaron.
La Declaración recoge un conjunto de actuaciones en diversos campos (agricultura, desarrollo, política industrial, lucha contra la corrupción y los paraísos fiscales, política energética, comercio, economía y finanzas, y empleo y protección social). La iniciativa para crear un impuesto a las transacciones financieras internacionales no pudo cumplimentarse. Un proyecto, que la presidencia de turno francesa del G-20 pretendió incorporar en la cumbre, aún se ve con recelo por países como Estados Unidos, que no figura en la lista de quienes les dan su apoyo.
La creación de una nueva línea de crédito en el FMI dirigida a países con problemas puntuales de liquidez es quizá uno de los mayores logros de la cumbre. Este nuevo instrumento, se denominará "línea de liquidez precautoria". El FMI propuso la creación de esta nueva facilidad de crédito a raíz de los problemas de liquidez detectados en Europa, e indicó que sería un instrumento apropiado, por ejemplo, para los países del este que no forman parte del euro.
Los resultados de la cumbre del G-20 dejaron anticipar el cambio en la relación de fuerzas que se está produciendo entre las potencias tradicionales y las que vienen en ascenso. Es una transformación en proceso, cuyo alcance todavía es incierto y dependerá de cómo se muevan unos y otros. La crisis económica lleva ya más de tres años. Es un tiempo de novedades si se toma en cuenta que quienes están con serios problemas financieros son Estados Unidos y la Unión Europea.
El comunicado final alude específicamente a las medidas que deberán aplicar países como Italia, con el compromiso de Roma de reducir su deuda desde 2012, mediante la aplicación del acuerdo fiscal aprobado el pasado verano y que asciende a 60.000 millones de euros. Australia, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Corea, España, el Reino Unido y Estados Unidos reafirmaron en el plan aprobado en Cannes: su compromiso con la consolidación fiscal y con la reducción del déficit en 2013 hasta niveles de 2010, así como a estabilizar o reducir sus ratios de deuda para 2016.
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