(continuación del blog anterior)
La deuda pública actual, es más moderada que la de Grecia y alcanza niveles del 85% del PBI. La economía portuguesa llevaba un tiempo endémicamente detenida, acostumbrada a la recesión y sufragando lo que su productividad no era capaz de generar con gastos públicos de difícil justificación y con encubrimiento del paro mediante empleo falso por ineficaz.
Sus gobiernos y, casi de forma general, su clase política, se habían acomodado a la situación hasta convertirse en parte fundamental del problema. Pasaron de administrar fondos europeos sin saber en qué emplearlos al producirse su incorporación a Europa en 1986 y al malgastar ayudas. La globalización que podía haber favorecido a una economía acostumbrada al comercio y bien posicionada internacionalmente por su historia colonial, se convirtió más bien en una amenaza ante la falta de impulso demostrada por sus gobiernos para generar un clima propicio para los emprendedores y la creación de empresas y proyectos.
Portugal ya había solicitado el rescate de la Unión Europea. No hubo sorpresa en la noticia porque desde hace casi medio año, los mercados descontaban esta medida. El costo de la operación se había cifrado en ese momento en 90.000 millones de euros. Como contrapartida Portugal debía llevar a cabo severas medidas de ajuste de sus cuentas públicas y de su economía, que supondrían importantes sacrificios para su población, y que se venían a unir al de los europeos más afectados por la crisis, auténticas víctimas de la recesión, de los ataques al euro y, sobre todo, de pertenecer a grupos de que en épocas de bonanza sonreían a los planes expansivos de sus gobiernos.
El Gobierno prevé cerrar el ejercicio 2011 con una recesión del 1,8%, mejor que las últimas estimativas de la Comisión Europea, que calculan una caída del 1,9%. Pero se estimaba un desempeño peor de la economía portuguesa para 2012, cuando el Ejecutivo estimara un descenso del 2,8% y la Comisión Europea hablara de un retroceso del 3%.
Sin nuevas reformas estructurales, se estima que la deuda pública total alcanzará el 100% del PIB en 2014 y podría no estabilizarse a menos que el crecimiento a largo plazo sea mayor (que crezca por encima del 3%)", según previsiones. "Incluso si el gobierno llega a alcanzar un superávit del 3% del PBI en 2014, mientras los tipos de interés sobre la deuda pública pendiente no estén por debajo del 6% a partir de 2014, la deuda pública no se estabilizará". En este contexto, el plan de ajuste incluye nuevas reformas estructurales con el objetivo de impulsar el crecimiento del país a largo plazo.
En concreto, el programa propone medidas adicionales de consolidación fiscal en 2011, para recortar 0,8% del PIB adicional. También propone reformas en el sector de salud, empresas estatales y nuevos recortes a las prestaciones sociales y en los gastos de capital. La reforma incluye también medidas en el mercado de trabajo (mediante la reducción de los costes de despido y las prestaciones por desempleo) y las reformas para mejorar la eficiencia del sistema judicial.
Las últimas referencias sobre la situación económica de este país señalaban que el PIB portugués volvió a caer en el tercer trimestre del año y ya refleja un retroceso del 1,7% respecto al año anterior, debido a la disminución registrada en la inversión y el consumo familiar. Los datos divulgados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) portugués reflejan un empeoramiento respecto al dato anual del segundo trimestre de 2011.
En un informe, el INE de ese país apuntaba también a la "desaceleración" de las exportaciones como causa de esta mayor contracción pese a que éstas continuaran mostrando "un crecimiento elevado". En términos trimestrales, el PBI sufrió entre julio y septiembre un descenso del 0,4%, lo que contrasta con las cifras obtenidas en el segundo trimestre, cuando se mantuvo inalterado.
Desde el punto de vista monetario es bueno recordar que el país se incorporó a la Unión Monetaria Europea (EMU) en 1998 y comenzó a circular su nueva moneda, el euro, el 1 de enero de 2002, junto con otras economías miembros de la UE. El uso de la moneda común europea permitió a Portugal desde principios de la década, al igual que a Grecia, emitir deuda a bajo costo y tomar en forma de préstamos más de lo que estaba en capacidad de costear. Aún con este manejo no muy feliz de las finanzas públicas de algunos países europeos el euro funcionó adecuadamente, lo que no permitió evidenciar la pérdida de competitividad que estaban sufriendo algunos países.
Pese al compromiso del gobierno portugués para reducir el déficit excesivo y reparar la competitividad de la economía y a que la situación de Portugal difiere en alguna medida de la de Grecia principalmente porque sus estadísticas no son cuestionadas, sigue preocupando la débil tasa de crecimiento evidenciada en el país durante la última década. Un comentario puede interesar: al concluir un encuentro reciente con el presidente de los EE.UU. en Washington, el mandatario postugués aseguraba que su país "cumple integralmente el acuerdo de asistencia financiera", por lo que "continuará beneficiándose del apoyo de las instituciones internacionales".
Fuente: INE - EUROESTAT
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