lunes, 24 de octubre de 2011

En el sistema bancario mundial ¿son correctas sus políticas y estrategias?

La desregulación financiera a nivel mundial ha permitido aumentar la eficiencia del sistema económico, pero también ha hecho más vulnerables las economías nacionales y contribuye a hacer más frecuentes e intensas las perturbaciones financieras. Y es que la libertad que gozan los capitales es excesiva. Al no estar regulados sus movimientos internacionales, amenazan de manera permanente la estabilidad de todo el sistema económico mundial.
Aunque en un primer momento los planes de ajuste de algunos países se tomaron como una buena noticia, luego los inversores empezaron a centrarse en el impacto de estas medidas, por ejemplo, sobre la coyuntura europea en el futuro. Algunos días después de la aprobación del plan de rescate griego y del mecanismo europeo de estabilización, los mercados europeos volvieron a contraerse ante el temor de los inversores sobre los programas de austeridad de los gobiernos, en el sentido de que puedan retardar la recuperación económica. Es que - cuando hay dudas acerca del sustento de una economía -, las inversiones en activos financieros se vuelven menos atractivas para los mercados.

La austeridad era la única solución para los gobiernos. De hecho, ellos necesitan dinero de los mercados financieros para sostener sus déficit fiscales y deudas. Las medidas de ajuste son las únicas maneras de evitar una suba de los tipos de interés. O sea, una mala situación fiscal o una caída en la calificación crediticia de un país lleva a los inversores a exigir un precio más alto para darle préstamos, porque esos prestamistas buscan compensar el riesgo de quiebra; la suba de los tipos de interés, a su vez, puede agravar la dificultad del gobierno para pagar sus deudas. Así, si los países no adoptan estas medidas, los tipos de interés y el endeudamiento pueden crecer sin límites.

Detenidos análisis debieron contribuir a la comprensión de la aparición y desarrollo de una profunda crisis económica que tiene origen en el sector financiero de Estados Unidos, pero impacta a toda la economía norteamericana y que se expandió afectando, de diferente formas, al resto de las economías desarrolladas y a las emergentes. La crisis no es un fenómeno de carácter accidental, sino que es resultado del conjunto de políticas públicas que han aplicado los gobiernos de Estados Unidos en los últimos años, estableciendo un marco institucional que pone en riesgo el funcionamiento ordenado de su economía y de la economía mundial en el largo plazo. Se trata de un fenómeno que expresa un problema de orden estructural en el funcionamiento del capitalismo, y es resultado del conjunto de políticas públicas que se han aplicado.

A partir de octubre de 2008, varios gobiernos anunciaron medidas para enfrentar la crisis financiera. El objetivo de todas ellas, en general, era evitar el colapso de las instituciones financieras, descongelar el crédito y los mercados de dinero, y asegurar la capitalización de los préstamos interbancarios así como la capitalización de los bancos. En EU, se promulgó la Ley de Estabilización Económica de Emergencia mediante la cual se canalizarían u$s. 700,000 millones al mercado financiero (The White House, News 2008), para impedir que más empresas con deudas "contaminadas" colapsen, arrastrando consigo a la economía estadounidense. Con parte de estos recursos se anunció la compra de acciones en nueve de los mayores bancos del país por un total de 250,000 millones de dólares.

La medida buscó ayudar tanto a los bancos fuertes para que ofrezcan préstamos nuevamente, como a aquellas instituciones bancarias que acusaban dificultades, con el fin de lograr estabilizarse. Los bancos beneficiados fueron: Citigroup, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Wells Fargo, JPMorgan Chase, Bank of America, Merrill Lynch, State Street, Bank of New York Mellon Corp.

Pero, sin duda, el sistema financiero mundial se ha convertido en un enorme riesgo para el mundo; porque es un sistema globalizado que opera sin restricciones internacionales: los mercados son mundiales, pero las autoridades monetarias son nacionales y ninguna de ellas tiene el poder para regular las operaciones financieras mundiales y las internacionales existentes, como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, no tienen capacidad para actuar como tales. Pero lo que es más grave, es que cada uno de los Bancos centrales nacionales (El Banco de China, la Reserva Federal norteamericana, el Banco Central Europeo, por ejemplo) pueden tomar decisiones en sentidos diferentes originando fuerzas contrapuestas que pueden profundizar las crisis financieras. Sin autoridades, ni regulaciones supranacionales, como correspondería para controlar un sistema que opera a nivel supranacional, las crisis financieras son inevitables.

Inicialmente, la crisis afectó a aquellos que tomaron préstamos hipotecarios y provocaron pérdidas millonarias y quiebras. Afectó a los inversionistas que tenían acciones en las instituciones financieras afectadas (muchos en fondos de pensión o de retiros); quienes perdieron sus casas al tener que entregarlas a los prestamistas, y a los miles de empleados que se han quedado sin empleo. Los consumidores en el mundo han dejado de gastar en bienes de consumo y la producción mundial cae como consecuencia, amenazando la estabilidad económica mundial. Fue entonces cuando varios gobiernos anunciaron medidas para enfrentar la crisis con el objetivo de evitar el colapso de las instituciones financieras, descongelar el crédito y los mercados de dinero, y asegurar la capitalización de los préstamos interbancarios, así como la capitalización de los bancos.

En pleno auge de la demanda de créditos y de incremento de los precios de los inmuebles, los bancos norteamericanos idearon formas novedosas para poder prestar también a clientes (de pagos dudosos y con antecedentes de incumplimientos). De este modo se empezaron a otorgar préstamos (con riesgos) con un conjunto de facilidades. Este tipo de hipoteca permitía al contratante pagar únicamente el interés durante una cantidad específica de años; después de eso, debía pagar el capital y el interés. El período de pago era por lo general entre 3 a 10 años. Después de eso, el pago mensual aumentaba, aún si las tasas de interés se mantenían al mismo nivel, porque debía pagar el capital junto con el interés.

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