Las autoridades de un país, al momento de definir las políticas públicas más aptas para generar puestos de trabajos no pueden dejar de lado el cambio tecnológico que estamos viviendo. No podemos ignorar estos cambios porque si así sucediera corremos el riesgo de crear instituciones ineficaces para combatir la desocupación. Al respecto, consideramos interesante los datos del historiador Angus Madison, quien calculó la distribución de los puestos de trabajo en diferentes países entre 1820 y 1998 en un trabajo realizado para el Banco Mundial.
En base a este estudio, tomemos el caso de Estados Unidos. En 1820 el 70% de los puestos de trabajo estaban en el sector agropecuario, el 15% en la industria manufacturera, la construcción y la minería y el 15% trabajaba en el sector servicios. ¿Cómo se distribuyeron los puestos de trabajo en EE.UU en 1998?: sólo el 2,6% de la población trabajaba en el sector agropecuario, el 23,4% lo hacía en el sector industrial, minería y construcción y el 74% en los servicios.
Resultados similares se encontraban para los casos de Francia, Alemania, el Reino Unido y Japón. Actualmente, el sector agropecuario absorbe el 4 y el 5% de la fuerza laboral de los países y, cabe aclarar que son desarrollados, inclusive esta cifra está sobredimensionada teniendo en cuenta los fuertes subsidios que dichos países le otorgan al sector agrícola ganadero.
Considerando ahora el caso particular de EE.UU se advertía que entre 1970 y 2004 la economía norteamericana había creado 60,5 millones de puestos de trabajos netos. En ese periodo la industria manufacturera eliminó 3,5 millones de puestos de trabajo . O sea: superando el año 2000 había 3,5 millones menos de puestos de trabajos en la industria manufacturera (2004). ¿Qué sector fue el que creó la mayor cantidad de puestos de trabajo?. Fue el sector Servicios, con 60,8 millones de nuevos puestos.
Destaquemos que este sector Servicios incluye: transporte, servicios financieros, comercio mayorista y minorista, educación, salud, informática, servicios públicos como la provisión de agua potable, energía eléctrica, gas, etc.
Los datos expuestos nos dicen que así como en la época de la revolución industrial el sector agrícola dejó de ser la principal fuente de trabajo y que el sector manufacturero lideró la creación de nuevos puestos de trabajo, en la actualidad es el sector Servicios el que lidera la creación de nuevos puestos. Con esto no queremos expresar que la actividad agrícola o la manufacturera tienen que desaparecer, ni tampoco se está planteando un debate manufactura versus agro o servicios. Solamente significa que tanto el sector agrícola como el sector manufacturero tienden a ser cada vez más capitales intensivos.
La robotización y las nuevas tecnologías de producción están liberando mano de obra en el sector manufacturero, mano de obra que es reasignada en el sector servicios. Veamos algunos datos adicionales para tener una idea más concreta del profundo cambio tecnológico que estamos viviendo:
En 1970 la industria manufacturera de Estados Unidos proporcionaba el 25,1% de los puestos de trabajo norteamericanos. En 2004 ese porcentaje había descendido al 10,9%. Este traspaso de mano de obra del sector manufacturero al sector servicios implica que la labor mecánica, el trabajo repetitivo, ahora es realizado por máquinas en tanto que los nuevos puestos de trabajo son más cerebros intensivos. Es decir, uno de los grandes desafíos para el crecimiento de los países y la creación de puestos de trabajo competitivos requiere de sistemas educativos eficientes. La riqueza de las naciones, hoy más que nunca, no pasa por los recursos naturales, sino por su capital humano, por la formación de sus habitantes.
En Argentina, se evidencia esta transformación del sector productivo desde hace más de tres décadas. La producción de servicios sin considerar los efectos inflacionarios ha pasado de representar el 56,2% al 61,8% del PIB. El proceso sufrió su mayor retroceso en la crisis de 2001, dado que la fuerte recesión afectó relativamente más al sector servicios que al de bienes. Se observa, sin embargo, que en los años subsiguientes se retoma la tendencia hacia una economía con mayor peso en las actividades terciarias.
El Sector Servicios emplea a 5 millones de personas, que representan el 70,8% del total de los trabajadores registrados en Argentina. Sólo el Comercio tiene 1,06 millones de empleados, que representan aproximadamente el 15% del total. Se pueden analizar 3 periodos que responden a diferentes ciclos económicos en la evolución del PBI sectorial argentino:
Desde 1993 hasta 1998, el último año de crecimiento antes de la recesión, el sector de servicios creció a una tasa promedio anual del 6,4%. El valor de su PBI creció desde 144.403 millones de pesos en 2003 a 179.178 en 1998, un crecimiento total del 24 %. Los factores de cambio hacia una economía de servicios tuvieron mayor peso que las características de incentivo a actividades intensivas en capital de la economía durante la convertibilidad. El tipo de cambio fijo 1peso/1dólar, sumado a la apertura de la economía facilitaban y abarataban la incorporación de capital a su vez que encarecían los salarios. Esto no detuvo el crecimiento de los servicios en los 90, a pesar de ser un tipo de producción de alta intensidad del factor trabajo.
De hecho, su crecimiento fue mayor al de la industria manufacturera que creció un 4,6% promedio anual en este período. El PBI industrial pasó de 43.138 millones de pesos en 1993 a 49.526 en 1998, estas cifras representan un crecimiento total en el valor agregado del 14,8 %. Por su parte, el valor agregado de la actividad agrícola aumentó a una tasa promedio anual del 5,9% alcanzando un PBI de 14,445 millones de pesos.
Entre 1999 y 2002, la economía argentina sufrió una recesión. El sector agrícola, debido a su mayor dependencia del mercado externo, cayó sólo un 0,8% promedio anual. Por otro lado, la industria lo hizo en 5,6% superando a la caída del sector de servicios que exhibió una caída del 3,2% promedio anual mostrando su mayor resistencia a shocks internos
A partir de 2003 y hasta 2008 y con un abaratamiento de salarios en pesos debido a la devaluación del tipo de cambio, sumado a un contexto externo favorable y un rápido avance tecnológico, el sector de servicios creció a una tasa del 8,03% promedio anual, llegando a un PBI de 236.874 millones de pesos en 2008.
La industria manufacturera mostró una evolución similar alcanzando un tasa de crecimiento del 8% y obteniendo un producto de 61.842 millones de pesos. Por otro lado, la actividad agrícola cuya caída en la recesión fue menos pronunciada, creció a un 3,8% promedio anual, logrando un PBI de 18.523 en 2008. Hoteles y Restaurantes 4,0% Adm. Pública 7,1% Int. Financiera 8,6%, Enseñanza y Serv. de Salud 11,9% Trans, Alm y Com 17,8% Act. Inmobiliarias 20,6% Comercio 21,1% , otras actividades de Servicios 9,0%.
Fuente: Indec. Cámara Argentina de Comercio. A. Madison
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