lunes, 29 de agosto de 2011

Cumbre de premios Nobel de Economía procurando soluciones a la situación crítica actual (I)

En Lindau (Alemania) se realizó la cuarta Reunión de Ganadores del Premio Nobel de Economía. En esa Cumbre los académicos discutieron la sustentabilidad de la economía mundial en esta fase de la crisis. Estas reuniones se han convertido en un foro internacional de alto nivel para la discusión de importantes temas globales. Nacidas en 1951 y como una iniciativa europea para reconciliación de posguerra, las reuniones congregan desde entonces y en cada verano europeo a premios Nobel en medicina, química y física. La primera reunión de premios Nobel en economía se realizó en 2004, seguida por otras dos en 2006 y 2008.

Entre los participantes en este evento se encontraban: George Akerlof, Robert Aumann, Peter Diamond, Eric Maskin, Daniel McFadden, James Mirrlees, Dale Mortensen, Robert Mundell, Roger Myerson, John Nash, Edmund Phelps, Christopher Pissarides, Robert Solow, Edward Prescott, Myron Scholes, Reinhard Selten, William Sharpe y Joseph Stiglitz fueron los premiados que asistieron para discutir con cerca de 300 jóvenes economistas menores de 30 años, elegidos entre más de 5000 aspirantes.
Prácticamente todos los galardonados por la Academia de Suecia reconocen la complejidad de la actual crisis económica, la mala gestión de los riesgos y la falta de formación de muchos financieros. La mayoría de ellos, sin embargo, admite no tener recetas para resolverla y no saber cuánto tiempo durará. Hubo más voces que dibujaron un panorama sombrío. Así, por ejemplo, Robert Solow, premiado en 1984, aseguró: “Si bien aún no sabemos si estamos ante una recesión global, debemos prepararnos, porque en los próximos años el crecimiento será mucho más débil”. Confesó, asimismo, que a su edad (84 años) ya no se hace muchas ilusiones “porque en su conjunto el crecimiento económico no irá muy bien”.

Stiglitz, el Nobel de Economía (2001), insistió con sus cuestionamientos al pensamiento tradicional de la economía. "El mundo aún tambalea a causa de la crisis financiera y de la persistente y extendida incertidumbre, por lo que la necesidad de nuevas teorías económicas es más urgente que nunca". Expuso que el abandono o la reducción de la Zona Euro no sería inviable y podría dar lugar a un proceso de crecimiento económico. De todos modos, Stiglitz consideró que es posible poner fin a la crisis estructural de la Zona Euro y preservar la moneda común. Por eso, cuestionó los planes de ajuste fiscal, reclamando que la Unión Europea inyecte recursos en los países periféricos y advirtiendo que “sin crecimiento no es posible salir de la crisis. Cuanto más se demore el resultado político mayores serán la inestabilidad y los costos”. Stiglitz consideró que el euro es viable, siempre y cuando se dejen de lado los programas de ajuste del gasto y se los reemplace por medidas de estímulo fiscal. O sea, también objetó las políticas de ajuste defendidas por el presidente de Alemania, revelando diferencias entre los líderes de la UE acerca del endeudamiento de Grecia, Portugal y otros países. La réplica a Stiglitz fue del propio presidente de Alemania, quien reclamó mayores recortes en el gasto. Con referencia al Banco Central Europeo no compartió las masivas compras de bonos a naciones como “legalmente cuestionables”. “Debemos volver a políticas sanas en el largo plazo y eso significará recortes dolorosos en el corto plazo”. En la línea de señalar culpables comentó Stigliz que el origen de la actual crisis financiera es la evidencia de un error tremendo de los reguladores y supervisores de la economía. Criticó la actitud de los bancos y de los reguladores. Dijo que “fue un falla espectacular de los cerebros de la economía”. “Había una fiesta y el regulador, que tenía el mismo pensamiento que los que participaban en ella, no quiso convertirse en un aguafiestas”, concluyó el ex economista jefe del Banco Mundial. Criticó la globalización y el pensamiento económico convencional (“fue esta macroeconomía la que nos llevó a la crisis”) y se mostró pesimista con respecto al euro (“Lo que es insostenible, no se sostendrá”).Stiglitz dijo que el ajuste impulsado por varios países europeos son como las recetas de los médicos medievales que desangraban a los enfermos para curarlos, pero los mataban . “La austeridad no es la respuesta, ni para Grecia ni para España”.
Myron Scholes, galardonado en 1997 fue otro de los participantes, con un trabajo acerca del rol de la intermediación financiera. La expansión sin límite de los derivados financieros se considera una de las causas que provocó el colapso bursátil que arrastró al abismo a gigantes bancarios e industriales en 2008/2009. No dudó en afirmar ante el foro de oyentes que “la crisis no ha terminado y no podría estimar exactamente cuándo ni cómo finalizará”. “Mientras persista la crisis, veremos más instituciones financieras en problemas, y todo será aún más doloroso para la economía mundial en lo que resta de año”. Además señaló que “las instituciones financieras todavía necesitan recortar los préstamos y fortalecer sus balances mediante aumentos de capital adicionales y la venta de activos, lo que perjudicará a las empresas para financiar sus actividades a largo plazo”. Pronosticó que se verá en el corto plazo una “ola de desendeudamiento” en las economías avanzadas. “Todavía tenemos mucho que aprender sobre cómo lograr la estabilidad”. "La mano invisible del mercado resultó inexistente", ironizó.

(Continuará)

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