martes, 10 de mayo de 2011

La economía en América Latina

Las estimaciones hasta el momento, señalan que Latinoamérica crecerá con vigor en 2011, orientándose hacia un crecimiento potencial en torno al 4% para el conjunto de la región. El principal desafío será atender los problemas que surjan en materia de políticas como resultado de la fuerte entrada de flujos de capital. Se espera que las políticas de endurecimiento monetario se mantengan en la mayoría de los países, al tiempo que impongan controles administrativos cada vez más estrictos para limitar dicha entrada de capitales y medidas prudenciales para limitar el crecimiento del crédito. Las previsiones de inflación han sido revisadas al alza y al mismo tiempo se percibe que el sobrecalentamiento es el principal riesgo para la región.
La apreciación de las monedas ha ayudado a mantener la inflación estable, pero alzas de precios internacionales de materias primas están presionando sobre los mercados locales. Existe la creencia que el tema de la inflación será el que domine la agenda de la política económica regional, en la medida que la situación internacional poco a poco vuelva a posiciones de normalidad, con un impulso creciente por parte del mundo emergente.

América Latina crecerá en torno a 4,4% y 3,9% en 2011 y 2012 respectivamente, impulsada por el fuerte dinamismo de la demanda interna, especialmente de la inversión. La gran mayoría de los países de la región se encontrarán con niveles del PBI por encima de su potencial a fines de 2011. En Colombia y México, en cambio, los espacios para crecer son mayores ya que sus brechas de producción son aún negativas.

Se observaba una mayor voluntad de actuar por parte de los bancos centrales que siguen metas de inflación, habiendo retomado la senda de alzas de tipos de interés oficiales. Es muy posible que ante nuevas tensiones cambiarias - por mayor restricción monetaria -, los bancos centrales y gobiernos intensifiquen o impongan controles de capitales.
Entre las siete economías más grandes de la región, sólo en Brasil y México se daba el caso que el crecimiento interanual del último trimestre era claramente inferior al acumulado en el año, dando cuenta que la tan anticipada convergencia al crecimiento potencial es todavía un fenómeno incipiente. La combinación de un entorno externo más favorable, con precios de materias primas que siguen subiendo y alcanzando récords y una moderación de la aversión al riesgo, con una renovada confianza interna, además de políticas monetarias y fiscales que aún mantienen un tono expansivo, ha resultado en un crecimiento muy vigoroso del consumo de bienes durables y de la inversión. Hacia fines de año pasado las cosas comenzaron a complicarse a medida que los precios internacionales de los combustibles y algunos alimentos clave como trigo, maíz y azúcar escalaban nuevos avances a un ritmo .
La apreciación de las monedas de la región también había contribuido a abaratar las importaciones. Al mismo tiempo, dichas apreciaciones habían permitido atenuar las posibles presiones inflacionarias, ayudando así a mantener contenidas las expectativas de inflación.
La política fiscal continuaba ausente del esfuerzo de ajuste, con la excepción de Brasil. Si bien su ejemplo podría ser seguido por Chile y Perú, no se perciben señales de que ello vaya a ocurrir en el corto plazo. Chile finalmente se sumó a las intervenciones cambiarias del resto de la región, pero con poco éxito.
La recuperación de la economía ha permitido cerrar rápidamente las brechas de capacidad ociosa y ya la mayoría de la región debería alcanzar niveles del PBI superiores al de tendencia a fines de 2011. Sin embargo, pueden existir diferencias importantes entre los países: mientras Argentina y Venezuela enfrentan una situación de sobrecalentamiento que se extiende ya por algunos años, Brasil, Chile y Perú se ubicarán ligeramente por encima de su PBI de tendencia a fines de año, mientras Colombia y México todavía tienen espacios para crecer antes de alcanzar su potencial. Esto a su vez condiciona el tono de sus políticas económicas.
En una revisión de lo ocurrido en 2010 y de las previsiones para 2011 no podemos dejar de lado el rol crucial de los fenómenos naturales en la actividad económica. Además del terremoto que afectó de manera muy importante a la zona centro-sur de Chile hace un año - que dejó una secuela de destrucción y pérdidas de vidas, y que está teniendo un impacto significativo en la política fiscal de 2011 -, se tienen que considerar las fluctuaciones climáticas. Pero ante un supuesto de caída de precios en los productos básicos, la gran mayoría de los países de la región podrían resistir, sin entrar en crisis cambiarias o fiscales.

Agreguemos que según pronostica la firma Moody’s el 2011 será bueno para la economía de América Latina, pero el crecimiento será inferior (4,5 %) al promedio del presente año (6 %). Menciona que la expansión de América Latina se moderará a un ritmo más congruente con un crecimiento estable, luego de registrar tasas superiores a su capacidad productiva durante 2010. La calificadora señala que esta moderación obedece al resultado de una economía que converge hacia su potencial, dada la desaceleración de la economía mundial. La región se verá afectada por la debilidad de la demanda externa y por la volatilidad financiera, pero no se saldrá de su cauce gracias a la solidez de los mercados internos y la firmeza de sus fundamentos económicos. Sin embargo, los gobiernos tendrán que enfrentar la fortaleza de sus monedas y posibles desequilibrios externos, en un contexto en que será necesario reforzar la disciplina y fortalecer el poder contracíclico de la política macroeconómica.

Fuente BBVA R - Moody’s

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