domingo, 1 de mayo de 2011

Algunas referencias sobre la economía mundial

El crecimiento global continuaba manteniéndose. Tras cerrar 2010 con una tasa de crecimiento del 4,8%, se prevé que la economía mundial experimente una ligera desaceleración hasta niveles del 4,4% tanto en 2011 como en 2012. Esto se explica a través de la mejora de las perspectivas entre las economías avanzadas. En líneas generales, el patrón de crecimiento de la economía mundial se mantiene prácticamente sin cambios, dado que el verdadero motor sigue siendo el mundo emergente, liderado por Asia (China e India en particular) al tiempo que las economías desarrolladas continuaban cediendo terreno, más en Europa que en Estados Unidos.

Detengámonos un poco en el crecimiento en las principales economías avanzadas: éstas continuaban en ascenso, aunque se mantenían ciertas fragilidades. Las posibilidades de un escenario de recaída en la recesión en Estados Unidos, se habían disipado; pero el riesgo de suba de los tipos de interés a largo plazo cobraban relevancia.

EE.UU. no había vuelvo a caer en recesión y las posibilidades de que este escenario se produzca en el futuro, en parte, se habían disipado. Este cambio de perspectivas se debe a cuatro factores fundamentales, a) la mejora de los datos macroeconómicos a fines de 2010 puso de relieve que el consumo en los hogares era más resistente de lo previsto, b) las fuertes medidas adoptadas por la Reserva Federal, implantando una segunda ronda de expansión cuantitativa (QE2) dio apoyo a los precios de la deuda en particular y a los precios de los activos en general, c) se esperaba que la reducción de la incertidumbre y el aumento de la confianza empresarial favoreciera a la inversión, y d) quizá la más importante, era la aprobación del nuevo programa de estímulo fiscal a finales de 2010, esto constituyó un importante impulso para reactivar el crecimiento. Esto inducía a que la previsión de crecimiento para 2011 se calculara entre 0,7 puntos porcentuales hasta el 3%.

Sin embargo, aún no han desaparecido las debilidades. Los mercados inmobiliarios se mantienen frágiles y siguen siendo susceptibles de dar sorpresas negativas. La renta de las familias sigue débil debido a que el ritmo de la recuperación económica no es suficiente para reducir las tasas de desempleo de forma significativa. Asimismo, el crecimiento del crédito y los procesos de titulización siguen siendo escasos. Si bien ninguno de estos factores debería impedir la recuperación, sigue desarrollándose un escenario en el que cualquier tensión adicional negativa podría perjudicar a la economía. Por el momento, este panorama de recuperación económica gradual con bajas presiones inflacionistas por el lado de la demanda permitirá que la política monetaria siga siendo expansiva durante un periodo prolongado.
Asimismo, no deberían olvidarse las lecciones derivadas de la crisis de deuda soberana en Europa. La implantación del nuevo programa de estímulo fiscal a finales de 2010 supone un impulso al crecimiento en el corto plazo, en un momento en el que se percibían las dudas sobre una posible recaída en un escenario de recesión. Pero no debería sobrevalorarse la solidez ni la persistencia de los factores que han evitado una reacción negativa de los mercados de deuda ante un nuevo retraso en la consolidación fiscal en Estados Unidos. Las compras de bonos por parte de los bancos centrales y las tensiones experimentadas en Europa (y la huida a la calidad de la deuda pública estadounidense) son, por su propia naturaleza, factores a corto plazo que desaparecerán en el medio plazo y, antes de que eso suceda, Estados Unidos deberá mostrar su claro compromiso con la consolidación fiscal o, de lo contrario, se enfrentará a una suba repentina de los tipos de interés a largo plazo. Las agencias de calificación ya han empezado a señalar este riesgo. Hay tiempo para abordarlo pero deben ponerse en marchas las conversaciones y los planes oportunos con la mayor brevedad posible para reducir las preocupaciones fiscales a largo plazo.

Hemos mencionado más arriba el caso de Asia. Los resultados del PBI de toda Asia continuaban al alza, de modo que se reforzaba el papel de la región como motor de recuperación de la economía mundial, y se esperaba que este sólido crecimiento continúe en 2011, aunque a un ritmo más moderado, gracias a la fuerte demanda de China y la India. La inflación se ha convertido en una preocupación creciente en Asia debido al aumento de los precios de los alimentos y de las materias primas, así como a las crecientes presiones de la demanda. Por consiguiente, se habían elevado las previsiones de inflación para 2011 en varias economías; no obstante, los niveles de inflación deberían seguir siendo moderados.
La orientación de la política de Asia había cambiado hacia el mantenimiento de la estabilidad de los precios. Se esperaban nuevos ajustes monetarios acompañados de la apreciación de las monedas y de medidas prudentes a nivel macroeconómico para frenar las entradas de capitales y contener el crecimiento del crédito. Los riesgos apuntaban al recalentamiento. Las brechas de producción estarían cerradas, y las entradas de capitales podría exacerbar las burbujas de precios de los activos. Por otra parte, seguían presentes los riesgos bajistas sobre las perspectivas debido a la fragilidad de las recuperaciones de los países industrializados y a la posibilidad de que continúen aumentando los precios de los alimentos y de las materias primas
Fuente: BBVA R.

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