miércoles, 28 de mayo de 2008

Otras reflexiones sobre el aumento del precio del petróleo

El tema de las variaciones del precio del barril del petróleo, fue razón de comentarios en este blog; así lo hicimos en fechas 08/07/07 y 20/11/07. En la actualidad, el precio del barril del crudo había superado los u$s 130.--, colmando hasta el momento todas las expectativas. Por lo tanto queremos hoy reflexionar sobre la evolución y consecuencias de estos aumentos. El precio del petróleo sigue siendo motivo de reuniones internacionales tratando de analizar los motivos que promueven esta alza casi permanente y en especial sus consecuencias. A comienzos del mes de marzo de este año el precio del barril había aumentado a más de 100 dólares. Cómo afrontar este problema y atenuar sus consecuencias había sido ya tema de discusión en un foro organizado por el Banco Mundial y la Universidad George Washington. Participaron más de 140 expertos, entre autoridades de bancos centrales, ministerios de energía y finanzas, ejecutivos de empresas petroleras, representantes de consumidores de petróleo de la industria pesada y economistas. El precio del petróleo había entonces aumentado mucho más de lo esperado, explicaban especialistas y entendidos en energía. Se señalaba que esto estaba sucediendo incluso sin que hubiera niveles críticos en las reservas y cuando la producción de crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) había aumentado poco a poco. El papel de la OPEP en esta situación es complejo. La OPEP establece el volumen de producción de petróleo, y cuanto menor sea éste, mayor es su precio. Así, el precio del crudo depende en gran medida de la cantidad de barriles que estos países decidan comercializar. Un aumento del precio del petróleo beneficia a corto plazo a los países de la OPEP, pero a largo plazo puede resultarles más perjudicial que beneficiosa, ya que fomenta el interés por la investigación en energías y materiales alternativos. Y esto haría descender los precios nuevamente. La inestabilidad estaba perjudicando el crecimiento económico, la inversión y el comercio. Esto había hecho que varios países en desarrollo sufrieran retrocesos en la lucha contra la pobreza, según el Banco Mundial. Se mencionaba el caso de Filipinas, donde 4 millones de personas volvieron a caer en esa situación. Cualquier variación en el precio del crudo - se trata de uno de los sectores más volátiles e imprevisibles de la economía mundial- ejercería un efecto dominó sobre el resto de la cadena económica, provocando una caída del consumo y un aumento de la inflación. Aparte de los efectos que el aumento del precio del petróleo tenía sobre su demanda, lo más alarmante era el impacto del precio de los energéticos sobre el índice de precios al consumo (IPC), uno de los indicadores más vigilados por los bancos centrales de los países desarrollados. En la medida en que el alza de los precios del petróleo reflejen un aumento generalizado de los precios, así sería la reacción de los bancos centrales elevando las tasas de interés. Respecto de algunas situaciones que sobre el petróleo provocaron comentarios, recordamos lo que se preveía a fines de 2002. La estimación respecto a la demanda mundial (que en el 2001 había ascendido a 76 millones de barriles por día) era que antes del 2030 el consumo aumentara un 60%,. Esto permitía aseverar la gran dependencia que la economía mundial tenía respecto de este vital elemento energético. Un aumento del precio del petróleo provoca, como primer efecto inmediato, una suba de la inflación ya que se incrementan los costos en, prácticamente, todos los sectores. El petróleo más caro, implica carburantes (calefacción, transportes, etc.) también más caros, lo que aumenta el precio en los transportes tanto públicos como privados. Este incremento de costos desencadena una crisis en las industrias productivas que generalmente se traduce en un aumento de la tasa de desempleo. Las políticas económicas y energéticas han de responder a esta situación, no pueden eliminarla, pero pueden minimizar el impacto. La aplicación de políticas expansivas o políticas restrictivas para hacer frente a una situación de inestabilidad económica puede tener efectos positivos a corto plazo, pero negativos a largo plazo. En general, la magnitud de esta situación es incierta. En mayo de 2004, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) publicó un informe en el que se señalaba que los países miembros de la OCDE importaron, en el 2003, más de la mitad de sus necesidades petrolíferas. Este informe analizaba, por zonas, los posibles efectos de la crisis del petróleo sobre sus economías conforme a estas áreas: Unión Europea: los países pertenecientes a la Unión Europea son los más dependientes de la importación de crudo, con lo que las consecuencias de una crisis del sector serán bastante notables. Estados Unidos: el que menos la sufrirá será Estados Unidos porque tiene una capacidad productiva nacional superior a sus necesidades. Países en vías de desarrollo: en estos países será donde más se harían notar, ya que son los más dependientes de la importación del petróleo. En ese mismo informe se señalaba que los efectos que pudieran tener los distintos incrementos del precio del petróleo sobre las economías nacionales dependían, principalmente, del grado de participación que la importación de petróleo tuviera en el Producto Bruto Interino (PBI) de cada país. Con los niveles sin precedentes que están alcanzando los precios del petróleo crudo, crecen las perspectivas mundiales para el etanol usado como combustible. La producción del etanol derivado de plantas feculentas y azucareras, tales como la caña de azúcar y algunos cereales, aumentó un 53 por ciento, desde 30 mil millones de litros en 2000 hasta alrededor de 46 mil millones de litros en 2005. Se prevé que para 2010 el consumo mundial de etanol alcance los 54 mil millones de litros, correspondientes a alrededor de un 1 por ciento del consumo mundial de petróleo (que para 2010 superará, según las estimaciones del Consejo Mundial de la Energía [2005], los 5 151 000 millones de litros). El interés creciente que suscita el combustible etanol obedece no sólo a las preocupaciones por los altos precios del petróleo sino también a otros motivos importantes. Entre los cuales cabe mencionar los siguientes: la necesidad de diversificar las fuentes de energía, el deseo de muchos países de reducir el gas de efecto invernadero de conformidad con el Protocolo de Kyoto, y la necesidad de estabilizar los precios de los productos básicos y ajustar las subvenciones agrícolas a las disposiciones de la OMC. Gracias a los avances tecnológicos y a los incentivos normativos, la industria del combustible etanol ya no se limita a unos pocos países (Brasil, Japón y los Estados Unidos) sino que está cobrando importancia también en otras partes del mundo, sobre todo China, la India y Tailandia. El incremento de la utilización de etanol tiene el potencial de crear una demanda apreciable de productos agrícolas relacionados con la energía y de influir ulteriormente en los mercados de productos básicos. En serie histórica desde 1974, fecha del primer choque del precio del petróleo, los mercados de materias primas no habían registrado alzas tan espectaculares. Una prueba de la inestabilidad que vive el mercado de petróleo era que en la actualidad los contratos de futuros de este producto para diciembre de 2016 alcanzaron el precio de 139.3 dólares el barril, habiendo registrado además subas de hasta 9 dólares en un sólo día. Desde enero estos contratos de futuros para 2012 se encarecieron en un 60%. Las razones de estas escaladas de precios se justificaban en la robustez de la demanda por parte de China e India, que va a continuar aumentando. Algunos especialistas habían comentado que desde 2005 el barril de petróleo iba a estar a 100 dólares, el anuncio era de que a principios de mayo, el precio podría subir hasta los 150 dólares de aquí a dos años. El hecho de que a lo anterior, además, se le haya sumado que las reservas de petróleo norteamericanas han caído en los últimos meses. Esto disparó hace unos días el barril de crudo Brent de referencia para Europa por encima de los 130 dólares el barril en el mercado de Londres, concretamente 135,14 dólares a lo largo de la jornada del pasado jueves, 22 de mayo.

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