Últimamente se han dado varios casos en países desarrollados, de situaciones de falta de autenticidad en balances de empresas, ausencia de controles o de datos veraces de ciertas auditorías y en general, manejos y procedimientos dolosos de administraciones.
A continuación, daremos algunos detalles de situaciones muy particulares que se traducen en falta de confianza hacia cierta documentación básica para los negocios y en un maniobrar desleal en varios casos. Destacaremos sólo aquellas empresas con cierta importancia en el mercado:
QWEST:
La justicia estadounidense abrió una investigación contra la operadora telefónica Qwest Communications, que ya estaba bajo la mira de la Comisión del Mercado de Valores de EE UU (SEC). La compañía, al parecer, infló sus ventas manipulando la contabilidad. El efecto de la investigación, unido a la demanda contra el vicepresidente por fraude, conmovió en su momento a Wall Street. Las autoridades investigaban sus balances bajo la sospecha que los números de esta firma telefónica fueron inflados con facturación duplicada en varios casos. Su presidente fue destituido
ANDERSEN:
Una de las firmas de auditoría de mayor prestigio y poder del mundo. Tuvo a su cargo la revisión de las ventas de Enron y también de Worldcom. Fue acusada de destruir pruebas que comprobaban los manejos ilegales de Enron y por obstruir a la justicia. La pérdida masiva de sus clientes la desintegró. Andersen no reflejó la regularización de cuentas en su auditoría, a pesar que la autoridad supervisora detectó «indicios claros» de que la entidad pudo haber cometido irregularidades contables. También la auditora Arthur Andersen, comprometida por el caso Enron, fue quien dio el visto bueno a las cuentas del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA). Sin embargo, esta firma internacional, número uno del sector en España, no reflejó como salvedad en su informe de auditoría que la entidad regularizara fiscal y financieramente la cuenta secreta que durante 13 años ocultó en el paraíso fiscal de Jersey. Andersen asesoró también a Qwest Communications International Inc., que fue investigada por los reguladores estadounidenses, y a Global Crossing Ltd., que presentó su bancarrota. Andersen además participó como control auditor en Word Com, esta empresa había brindado datos no confiables. La onda expansiva, sobre todo con la quiebra de Enron, colocó al sector de auditoría en una situación crítica. Contribuyó al cierre de Andersen, y amenazaba la credibilidad de toda la profesión al cuestionar la independencia que tiene un auditor con respecto a sus clientes. En Estados Unidos las autoridades se han puesto a trabajar para evitar que el caso se repita; en España la parálisis legal y empresarial influyó en el mercado.
DYNEGY:
Se conocieron en esta empresa transacciones denominadas round trip y que en esencia se concretaban en la venta por parte de una intermediaria de energía a otra de un determinado paquete de electricidad que casi segundos más tarde se volvía a comprar por el vendedor por el mismo precio. Estas transacciones ficticias ayudaban a inflar las facturaciones (también ficticiamente) y dar forma a un mercado que realmente no era tan importante como sus protagonistas hacían creer a los inversores. Firma energética cuyas acciones se derrumbaron al descubrirse prácticas contables que mostraban negocios mayores a los reales. El excedente falso llegó a ser de 12 % en sus resultados.
GLOBAL CROSSING:
Firma especializada en redes de fibra óptica con sede en Bermudas (la fundó Gary Winnick, banquero de la ex Drexel Burnham Lambert, centro de un sonado affaire con bonos basura). Una de las gigantes de las telecomunicaciones. El FBI estuvo haciendo una investigación sobre las prácticas contables incluido la supuesta fabulación de resultados que llevaron a la firma al cese de pagos.
ENRON:
Enron fue el mayor en una serie de czsos que afectaron la reputación del mundo corporativo estadounidense. Como resultado directo, el congreso de EEUU aprobó una legislación más estricta, conocida como la Ley Sarbanes-Oxley, que impuso mayores requisitos a la contabilidad empresarial. Este Gigante energético entró en quiebra. Con la caída de Worldcom fue la bancarrota más grande -hasta ese momento - de la historia de los EE.UU. Ocultó pérdidas millonarias y causó un estrago entre sus accionistas y empleados. Hay sospechas sobre vínculos entre los líderes del conglomerado y políticos de turno en el gobierno. Se había denunciado el tipo de contabilidad fraudulenta y negociados que le permitieron a Enron ocultar cuatro años seguidos de pérdidas, fomentar el derrumbe del valor de sus acciones y finalmente concluir en el pedido de quiebra.. Los inversores que tenían papeles de Enron - incluidos sus empleados -, perdieron millones de dólares.
La estrategia de Enron para ocultar los rojos en sus balances consistía en borrar sus deudas y pérdidas de los resultados financieros y adjudicárselas a sus empresas asociadas. Si la compañía registraba pérdidas en uno de los varios sectores a los que había apostado, como por ejemplo servicios de Internet, la empresa asociada en ese rubro absorbía el rojo, y Enron la compensaba con acciones, una maniobra con perjuicio evidente a los accionistas.
Arturo Andersen LLP era interventora de Enron. Dedicaron a más de 100 empleados en Arturo Andersen a la cuenta de Enron. La firma era un socio del negocio importante de Enron y algunos ejecutivos de Arturo Andersen aceptaron trabajos con Enron. Creen que hubo un conflicto de intereses. También se consideraba que influenciaron a Andersen para destruir la revisión de documentos, debido a los honorarios grandes que Enron les pagó. La quiebra de Enron afectó a los mercados energéticos en general y, en particular, a varias compañías que le habían otorgado créditos o tenían contratos con ella. Enron, cuyos negocios incluían la compraventa de gas natural y electricidad, había recibido US$ 500 millones en créditos no garantizados, además de US$400 millones de préstamos garantizados, de la compañía J.P. Morgan Chase & Co.
ADELPHIA:
El fundador, y ciertos directores fueron encontrados culpables de conspiración y fraude por un tribunal de Nueva York en el que enfrentaban cargos por engañar a los inversores con informaciones falsas y por alterar la contabilidad de la compañía. El escándalo de Adelphia, surgió cuando en sus estados contables se descubrió un alud de créditos personales por más de 2.300 millones de dólares. El caso de esta compañía de cable, de hecho la más importante de Estados Unidos en ese momento, demostró que la mala actitud de algunos de los accionistas de una compañía con cotización en el mercado de valores, podía poner en jaque a los inversionistas. Los culpables de fraude fueron pasibles a una sentencia de 30 años.
(continuará)
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