No obstante las abundantes intervenciones de los principales bancos centrales, los mercados financieros permanecen bajo una tensión considerable, agudizada por el empeoramiento del entorno macroeconómico. La menor liquidez existente en los mercados de financiamiento ha inducido hacia una intervención de los bancos centrales para aliviar las tensiones del mercado interbancario de dinero. Aunque el crecimiento y la prosperidad de los años recientes brindaron una ilustración de los beneficios de la innovación financiera, los acontecimientos de los últimos meses pusieron de manifiesto que también existen costos.
Los acontecimientos últimos han puesto de manifiesto la fragilidad del sistema financiero mundial y han generado interrogantes de fondo acerca de la eficacia de la respuesta de las instituciones de los sectores público y privado. Los riesgos que amenazan la estabilidad financiera siguen siendo elevados. Las preocupaciones han aumentado por el deterioro de la calidad del crédito, la disminución de las valoraciones de los productos de crédito estructurado y la falta de liquidez en el mercado. Por consiguiente, el desafío fundamental para las autoridades consiste en actuar rápidamente para moderar los riesgos de un ajuste aún más penoso; por ejemplo, elaborando planes de contingencia y de medidas correctivas y, al mismo tiempo, abordando las causas de las turbulencias.
Es notoria la forma en que la crisis se extiende más allá del mercado estadounidense de préstamos de alto riesgo – concretamente -, a los mercados inmobiliarios residenciales y comerciales de primera clase, al crédito de consumo y a los mercados de crédito empresarial de alta y baja calidad. El centro de las dificultades sigue siendo Estados Unidos, habida cuenta que el mercado de préstamos de alto riesgo de ese país fue el que dio origen a las normas de crédito menos estrictas y el primero en sufrir las complicaciones derivadas de los productos de crédito estructurado. Pero las instituciones financieras de otros países también se han visto afectadas por la misma liberalidad excesiva de las condiciones financieras mundiales, y —en grados distintos— por las deficiencias de los sistemas de gestión del riesgo y de la supervisión prudencial.
La evolución reciente hace pensar que en el futuro los bancos centrales tienen que reflexionar más a fondo sobre la forma en que la política monetaria puede haber propiciado la falta de disciplina en el crédito, y tendrán que mejorar los instrumentos que utilizan para aliviar las tensiones de liquidez en el sistema financiero, que hoy está más globalizado. Sin embargo, la prioridad inmediata para las funcionarios dirigentes de algunos países de mercados emergentes es abordar los factores de vulnerabilidad que generan inestabilidad, de manera que se reduzcan a un mínimo el riesgo moral y los posibles costos fiscales. Además de examinar las causas subyacentes, será importante considerar los incentivos del sector privado y las estructuras de remuneración, para alejar la posibilidad de que se repita una acumulación similar de factores de vulnerabilidad
Deberá examinarse en qué forma las prácticas contables y de valoración de los productos de crédito estructurado —tanto en el punto de origen como en etapas posteriores— inciden en la estabilidad financiera. Se analizarán asimismo cómo incide en los balances de los bancos la determinación de los precios en el mercado durante las crisis o la poca profundidad de los mercados. Dado que las agencias calificadoras de riesgo crediticio siguen desempeñando un papel clave en la estructuración y valoración de estos productos, deberá conocerse e interpretarse cómo se elaboran las calificaciones y se recomiendan mejoras de los modelos de calificación que usan las agencias
También debe destacarse que algunos instrumentos nuevos pueden haber aumentado la posibilidad de que se produjeran problemas de liquidez adversos en las que la iliquidez de mercado origina iliquidez de financiamiento y viceversa. El análisis empírico respalda la noción de que las relaciones entre la liquidez de financiamiento y de mercado, tanto dentro de Estados Unidos como en otras economías maduras, se han intensificado durante el período de la crisis, mientras que con anterioridad tales vinculaciones eran inexistentes. Las correlaciones entre los precios de varios instrumentos de deuda de mercados emergentes y deuda soberana y los mercados de financiamiento de Estados Unidos también registran aumentos pronunciados durante la crisis, lo que indicaría que esos mercados financieros siguen estando muy interconectados en épocas de crisis.
Los países de mercados emergentes hasta ahora han demostrado su capacidad de resistencia en general. No obstante, algunos de ellos siguen siendo vulnerables a una retracción del crédito, sobre todo en los casos en que el crecimiento del crédito interno ha dependido de fondos externos y en los que es necesario financiar déficit en cuenta corriente. Los mercados de títulos de deuda, en particular los de deuda empresarial externa, han sentido el efecto de la turbulencia en las economías avanzadas y sus repercusiones alcistas en los costos de financiamiento, y no es posible descartar nuevos movimientos inesperados en el apetito de riesgo de los inversionistas en activos de los mercados emergentes en el caso de que se deterioren las condiciones financieras.
(Complemento de este trabajo: nuestro blog de fecha 30/4/08 titulado “Sobre la situación financiera Internacional”)
Fuente: Global Financial Stability Report (GFSR
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