** La tasa de
desempleo en Estados Unidos subió en junio y quedó en 4,9%, mientras el mercado
laboral registraba una importante creación de empleo, informaba el Departamento de Trabajo. En junio, la economía estadounidense creó
287.000 empleos, tras el débil e inesperado dato de mayo en el que
apenas se crearon 38.000 nuevos puestos, lo que muestra que continúa la
recuperación económica. El número de empleos creados es notablemente superior al previsto por los economistas, que habían
calculado unos 170.000.En cuanto al salario medio por
hora, el mes pasado creció un 0,1% y desde junio de 2015 subió un 2,6%. En su
informe, el Gobierno revisó
además a la baja las cifras de creación de empleo de mayo, desde los
38.000 nuevos puestos calculados inicialmente a 11.000, y eleva los de abril de
123.000 a 144.000. El mal dato de mayo llevó a la Reserva Federal en su reunión
de junio a postergar la planeada suba de tipos de interés, ya que aún habían
dudas sobre la consistencia de la creación de empleo.
** A un mes del inicio de los Juegos
Olímpicos de Rio de Janeiro, Brasil enfrenta graves problemas económicos y
políticos, con la presidenta suspendida y al borde de perder su mandato en un
juicio político, acusada de haber violado la Constitución al autorizar gastos sin
la aprobación del Congreso.
Pero según últimas informaciones los precios se desaceleraron en
Brasil en junio al marcar una variación de 0,3%, menos de la mitad que el mes
pasado, y acumula 8,8% en la
medición a doce meses, en momentos en que el país atraviesa una
profunda recesión, revelaron datos oficiales. La inflación, que en mayo había
sido de 0,78%, suma un 4,42% en lo que va del 2016, y ya está cerca
del centro de la meta anual de 4,5% (más
o menos 2 puntos), según datos divulgados por el Instituto Brasileño de
Geografía y Estadística (IBGE, estatal).
En el primer
semestre del año pasado los precios acumulaban un alza de 6,2%. La firmeza de los precios coincide con una honda recesión económica iniciada en el segundo trimestre del
2015, año en que el PBI se contrajo 3,8% y que proyecta continuar al 2016.
Pese al déficit fiscal, una caída de la recaudación
impositiva y una tendencia creciente en el desempleo, el gobierno estimó
que la economía volverá a crecer en 2017: un 1,2%. Durante el primer trimestre
del año, el PIB se redujo un 0,3%.
El aumento
de los precios en junio fue impulsado por el costo de los alimentos y bebidas,
que saltó 0,7%, y por el de salud, que creció 0,8%.
Analistas del mercado consultados por
el banco central esperan
que el año cierre con una inflación de 7,3%, por encima del
techo de la meta oficial de 6,5%. La entidad
rectora del sistema financiero brasileño es más optimista y espera una tasa de
6,9%. En su último informe trimestral, el
Banco Central proyectó que los precios aumentarán 4,7% en 2017. Brasil terminó el año pasado con una inflación de
10,7%, la mayor en 13 años, que se conjugó con la mayor caída del PIB en 25
años. Según los operadores del mercado, la economía brasileña se
contraerá 3,3% en 2016 y el país tendrá su primer bienio recesivo desde la
década del 30.
** En el mundo financiero de
los últimos años no es difícil encontrar decisiones que en un momento pueden
parecer sensatas y tranquilizadoras, pero que se convierten en otro en un foco
de peligro. Todo depende de los ojos con los que se mire y de la necesidad que
se quiera preservar en una circunstancia determinada.
El último caso tiene como
protagonista a la tendencia al alza de garantizar con activos las operaciones
de los bancos. Parte por necesidad y parte por virtud, la crisis marcó un antes
y un después en las transacciones sin garantía. Desde la caída de Lehman, la
palabra de una institución financiera vale poco; lo que cuentan son los avales
que la respaldan.
Hay campos donde esta práctica
se ha visto como un paso hacia una mayor seguridad, como en las operaciones de derivados,
pero la crisis también ha forzado a muchos bancos a apelar a la liquidez del Banco Central Europeo (con el
consiguiente depósito de avales como contrapartida) y les ha imposibilitado
emitir otra cosa que no fueran cédulas (garantizadas por la cartera
hipotecaria) porque ningún inversor se hubiera arriesgado a compra deuda no
garantizada.
El resultado es que la proporción de activos que los bancos
tienen trabados en su balance como garantías (asset encumbrance, en el mundo
financiero) se disparó en Europa del 11% al 32% entre 2007 y 2011. Cuatro
años después de ese cómputo, los niveles precrisis no se han recuperado e incluso
han crecido en algunos países, hasta el punto de que la excesiva
garantización ha empezado a despertar las alarmas de los reguladores. ¿Cuál es
el peligro? «El impacto en el riesgo de crédito de los depositantes no
garantizados, los problemas que crea para el aseguramiento de depósitos o para
los mecanismos de absorción de pérdidas y un aumento del riesgo de liquidez
para los bancos con muchas garantías», resume la Asociación Internacional de los
Mercados de Capitales (ICMA).).
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