sábado, 4 de junio de 2016

Un tema para analizar: la inmunidad política



La inmunidad parlamentaria, también conocida como fuero parlamentario e inmunidad legislativa, es un sistema en el cual los miembros del parlamento o legislaturas tienen derechos e inmunidades especiales que incluyen, en algunos casos, inmunidad parcial frente a demandas judiciales. Esas inmunidades se otorgan con el fin de asegurar que puedan desempeñar eficazmente sus funciones de legisladores y fiscalizadores.
La inmunidad sólo se justifica por la libertad parlamentaria que el representante debe tener para desarrollar su función, pero no significa que no tenga responsabilidad por los actos de su conducta privada. La idea es garantizarles la libertad de opinión, que puedan actuar con total libertad. Pero ese es el problema: algunos actúan muchas veces con tanta libertad que se exceden cometiendo actos ilícitos.
La Constitución de la Nación Argentina establece los fueros parlamentarios en sus artículos 68 a 70. El primero indica que los legisladores no pueden ser acusados en forma judicial por las actividades propias de su mandato como legisladores, incluyendo las opiniones o discursos que pudieran formular. El 69 establece que no pueden ser detenidos por la Policía Federal, excepto en la eventualidad de ser sorprendidos in fraganti (en el lugar del hecho) cometiendo un delito. El artículo 70 establece que, en caso de presentarse querellas ante la justicia contra un legislador, el voto de los dos tercios de su cámara puede retirarle los fueros y ponerlo a disposición de la justicia
Un hecho muy importante y lamentablemente bastante reiterado es la corrupción que obstaculiza el crecimiento económico por diversos motivos: no permite el adecuado desarrollo de las infraestructuras al reducir la eficiencia del gasto público, distorsiona la estructura del aparato productivo al sobredimensionar sectores como por ejemplo el de la construcción, desalienta al contribuyente reduciéndose la recaudación tributaria y aumentando la desigualdad, condiciona los procesos de privatización, y deteriora la imagen exterior del país.
Hay dos sistemas principales de inmunidad. El Reino Unido, Estados Unidos y otros países conceden inmunidad “reducida”: los diputados pueden votar y hablar libremente en el Parlamento sin preocuparse por posibles demandas criminales. El concepto “amplio” de inmunidad es más controvertido: algunos legisladores afortunados disfrutan de inmunidad frente a todo tipo de persecución, que sólo se puede levantar con votación parlamentaria. Sus críticos dicen que un sistema de este tipo permite que los políticos actúen con impunidad y alienta a los delincuentes para postularse a un cargo. Muchas veces, están en lo cierto. El Parlamento de Rumania – por ejemplo - pasó gran parte de 2015 denegando la suspensión de la inmunidad de un diputado acusado de aceptar sobornos.
En 2006 un intocable parlamentario egipcio negó haber actuado mal incluso después de que la aduana encontrase 1.700 kg de sustancia importada ilegalmente a nombre de su empresa. Asimismo, algunos narcotraficantes, ganaron la inmunidad después de su elección a la Cámara de Representantes de Colombia. Naturalmente, estos casos socavan la confianza pública en las instituciones y en la democracia misma.
Las leyes de inmunidad causan problemas pero también pueden ayudar a frenarlos a través de la salvaguardia de la separación de poderes. En una democracia frágil, donde el estado de derecho es débil y el poder judicial es a menudo corrupto, los legisladores corren el riesgo de persecución por motivos políticos. Si no se controla, el ejecutivo puede detener a miembros de la oposición con el fin de aumentar su poder y reducir su responsabilidad. Esto alimenta la corrupción y daña la democracia. Irónicamente, los países en donde más se necesita la inmunidad son los más propensos al abuso. Esto presenta un dilema para los políticos occidentales. Desde hace algún tiempo los ucranianos han pedido el levantamiento de la inmunidad de los legisladores como medida contra la corrupción. El año pasado la Unión Europea exigió que Ucrania aboliera la inmunidad como condición para un acuerdo de exención de visado. El presidente de Ucrania estuvo de acuerdo. Pero después de que un informe de los asesores legales de la UE advirtiera de las posibles consecuencias, el requisito se eliminó.

Fuente: Directivos.Plus

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