Este tema se mantiene como objeto de observación en ciertas sociedades
de otros países, donde predomina la empresa familiar en la actividad comercial.
En tal sentido hemos rescatado un artículo publicado recientemente que informa
de importantes detalles vinculados a esta función muy particular de la familia.
“Del total de sociedades
anónimas y limitadas que hay en España, un 90% son empresas familiares, que aportan un 60% del valor añadido
bruto y un 70% de la ocupación que genera el sector privado. O lo que es lo
mismo, en España hay 1,1 millones de empresas familiares que aportan
cada año 262.000 millones de valor añadido y siete millones de puestos de
trabajo. La empresa familiar continua siendo la columna vertebral de la
economía española. Es lo que se desprende de un informe elaborado por el Instituto de la Empresa Familiar y que
ha sido presentado recientemente en Barcelona. “Cuando la economía va bien, la
empresa familiar aporta, y cuando va mal, resiste heroicamente”.
En este
sentido, el informe destaca que el grueso de la destrucción del empleo en los
últimos años se ha concentrado en las empresas que han cerrado. Las compañías
familiares que han seguido activas, en cambio, han incrementado el número de trabajadores por cada millón de euros
ingresados. Han pasado de 4,7 empleados por millón de euros de ventas en 2007 a
5,1 trabajadores por la misma cifra de facturación en 2013. Esto no
ocurre en el caso de las empresas no
familiares, que sí han ajustado el empleo para sobrevivir a la crisis. Si en 2007 tenían 3,1 trabajadores por cada
millón ingresado, en 2013 se había reducido a 3.
El
trabajo, que analiza la realidad de las diferentes comunidades autónomas y
sitúa a Cataluña al nivel de la media española, constata los sectores en los
que hay más compañías de este tipo. No son otros que el primario, el secundario (excepto las actividades relacionadas con
los suministros), la construcción, el comercio y la hostelería. Entre las
características que el estudio atribuye a las empresas familiares es que tienden a ser más pequeñas en términos de
ingresos y más intensivas en mano de obra. “Su compromiso con el empleo es
destacable, manteniendo en lo posible a sus trabajadores aunque sea a costa de
perder competitividad y rentabilidad”. De hecho, los datos indican que estas
empresas aportan aproximadamente a la
economía el doble de puestos de trabajo que las compañías que no son
familiares.
“Este mayor compromiso con el empleo se ha hecho patente,
según el director general del Instituto de la Empresa Familiar, en
los años que ha durado la crisis económica. El informe también destaca a una
empresa familiar que actúa de manera decidida por la incorporación de la mujer en la alta dirección empresarial. El 73%
de los equipos directivos de las empresas familiares cuentan con presencia
femenina. En cambio, otros estudios sitúan la participación de mujeres en
equipos directivos del conjunto de empresas españolas en un 32%.
Las
empresas que cesaron su actividad durante la crisis fueron, fundamentalmente,
las más pequeñas. De hecho, el estudio apunta a una relación positiva entre
tamaño empresarial y rentabilidad. Por eso, el director general del IEF
afirma que el gran reto de la empresa
familiar española es aumentar su tamaño. Aún predominan las de muy reducida
dimensión, cosa que explica, en gran medida, la fragilidad del sector. “La gran
diferencia entre Alemania y España es que ellos tienen muchas empresas
familiares de tamaño medio y grande”. Se han reclamado incentivos orientados al crecimiento de las compañías.
Los otros
dos grandes retos para la empresa familiar, según el máximo responsable del
estudio, son la internacionalización y la
planificación de la sucesión. Sobre el primero, el estudio pone de
manifiesto que sólo el 11% de estas compañías se han internacionalizado.
Respecto a la cuestión de la sucesión,
el informe advierte que sólo el 10% tienen implantado un protocolo familiar
para estos casos.
Hay otros aspectos que la empresa familiar tienen casi
resueltos, según el estudio. Uno de ellos es el endeudamiento. Estas
compañías presentan ratios de
endeudamiento menores que las no familiares, tanto antes como después de la
crisis económica. La diferencia entre el nivel de endeudamiento de unas y
otras incluso ha crecido de manera
significativa durante la crisis, lo que podría explicarse por el compromiso
de los propietarios familiares por mantener
la financiación de la empresa con sus propios recursos”.
Fuente: Cateconómica
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