lunes, 18 de agosto de 2008

¿Qué puede hacerse para mejorar la Economía Mundial? (II)

(continuación de la nota del 17/08/2008)
El comercio internacional tiene un importante potencial para reducir la pobreza en todo el mundo e impulsar el crecimiento económico. El Banco Mundial calcula que el cese de las barreras comerciales y de los subsidios agrícolas de los países ricos mejorarían el bienestar del mundo en unos 120.000 millones de dólares, y con apenas un 1% de incremento en la participación de los países en desarrollo en las exportaciones mundiales se liberaría a 128 millones de personas de la pobreza. Pero las políticas de comercio vigentes discriminan a los países en desarrollo y obstaculizan la participación de las naciones pobres en la economía mundial. El 75% de los pobres del mundo (900 millones de personas) viven en zonas rurales y dependen de la agricultura o actividades relacionadas para su sustento, pero los subsidios agrícolas de los países ricos mantienen bajos los precios de manera artificial, lo cual comprime los incentivos y las oportunidades de ganancia para los agricultores de los países pobres. Las vacas de Europa reciben dos dólares diarios en subsidios, más que el ingreso de la mitad de la población mundial - y ese es tan sólo un ejemplo. Los países pobres también padecen aranceles elevados y otras barreras para acceder a los mercados de los países ricos, especialmente para los productos y servicios con mucha mano de obra, en los cuales de otra manera tendrían una ventaja comparativa. La crisis del sistema financiero, la seguridad alimentaria, la vulnerabilidad de la cadena de suministro y el abastecimiento energético son cuatro de los riesgos globales que más preocupan y que están siendo objeto de debates en importantes foros. Deberán evaluarse junto con el aporte de soluciones a los principales riesgos económicos, geopolíticos, sociales, medioambientales y tecnológicos a los que la comunidad internacional tendrá que hacer frente en la próxima década. En 2007, los precios de muchos alimentos básicos alcanzaron precios récord y la reserva mundial de alimentos decreció un 25%, haciendo de la cadena mundial de suministro de alimentos una realidad vulnerable ante una crisis o desastre natural con capacidad para dar lugar a inestabilidades políticas y desórdenes por escasez de alimentos como los observados en 2007. Mirando al futuro, se sugiere que los factores que determinan la inseguridad alimentaria global (crecimiento poblacional, cambios en los estilos de vida, uso de cosechas para crear biocombustibles, cambio climático, etc.) probablemente se agudizarán en los próximos diez años, haciendo que se invierta a nivel mundial la tendencia del precio de los alimentos, y encabezando una serie de complejos desafíos para el equilibrio mundial. Aunque la diversificación del riesgo puede haber fortalecido la estabilidad en épocas de buena coyuntura, el riesgo financiero, sistémico y global por naturaleza, es todavía agudo. Ante la perspectiva de una recesión en EEUU durante el 2008, el planteo puede estar dividido entre los que estiman que el crecimiento del consumo en Asia puede dirigir la economía mundial, y quienes descartan esta posibilidad. En Europa, el peso del sector financiero británico hace vulnerable a todo el continente, mientras que el actual déficit en las economías de algunos países de Europa del Este y en el centro europeo, podría agravarse hasta resultar insostenible en 2008. El riesgo financiero es el más inmediato y, desde el punto de vista del costo económico, el más severo para la economía global. Con tantas consecuencias derivadas de la crisis de liquidez de 2007, la perspectiva para 2008 es aún más incierta que la de hace un año. La Reserva Federal de los Estados Unidos ha calculado las pérdidas directas relacionadas con la crisis de las hipotecas en 150 billones de dólares americanos; mientras que las pérdidas financieras no relacionadas con esa crisis, pueden incluso considerarse aún mayores. Gestionar el riesgo sistémico financiero será uno de los temas básicos para los políticos y líderes empresariales durante 2008. Los países industrializados, que son los que en buena medida definen el funcionamiento de la economía mundial, tendrán una participación activa y definitoria. Es obvia la necesidad de tener un patrón de desarrollo, que no funcione en contra del necesitado, que mantenga tasas de crecimiento sostenido y que no lleve a crisis recurrentes que siempre castigan más a los débiles. Por ejemplo, en el caso de la Argentina, los precios relativos determinados por la convertibilidad actuaron en contra de las economías regionales y en contra del empleo, algo que, entre otras cosas, afectó a los más pobres y vulnerables; y cuando esos precios relativos no fueron sostenibles, se precipitó una de las crisis más fuertes sufridas por Argentina, con incrementos adicionales de pobreza y desempleo. Las políticas económicas posteriores de alguna manera aliviaron la situación, pero debe cuidarse de medidas adoptada sen los últimos días que vayan en contra de un sistema productivo esencial y que de no modificarse a tiempo incidirán desfavorablemente. Además de mantener variables macroeconómicas clave en niveles realistas, sostenibles y estables, se necesitará una variedad de políticas para ir resolviendo los problemas de pobreza y desigualdad del ingreso que incluyen, entre otras: inversiones en capital humano (educación, capacitación, salud); en infraestructura; en ciencia y tecnología; en democratizar el acceso al crédito y a los servicios financieros; en microcréditos y asistencia tecnológica para el desarrollo productivo; en mecanismos de transferencia de ingresos para grupos vulnerables y fortalecimiento de las familias; en mejoras en la participación, transparencia y calidad institucional de la gestión de gobierno (en sus tres ramas),unidas a una mayor seguridad ciudadana. Estas políticas se deben programar pensando especialmente en las regiones y en los grupos que más lo necesitan. La teoría económica no dice que todos ganarán con la globalización, sino solamente que las ganancias netas serán positivas, y que los ganadores, por ende, podrán compensar a los perdedores y aún así salir beneficiados. Pero hay políticas que sostienen que, para poder seguir siendo competitivo en un mundo global, deberán precisarse y analizarse con detenimiento la aplicación y sus efectos, de medidas oportunas. (continuará)

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