jueves, 17 de julio de 2008

Breve historial sobre el actual panorama económico internacional

El mundo, con niveles de expansión altos desde 2003, también había crecido a tasas elevadas durante 2007. Esta expansión se consiguió luego que, en 2001, la economía de EEUU entrara en recesión y ello llevara a combinar medidas de tipo fiscal y monetario. Así, en aquel momento, comenzó a reducirse la tasa de interés en la política monetaria hasta llegar al 1%. También el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra, recurrieron a la baja de tasas para acelerar el crecimiento. El descenso de tasas de interés globales llevaron a que, en 2004, se consiguiera - a nivel mundial -, el mayor ritmo de crecimiento en 31 años, en medio de una reducción global en las tasas de inflación promedio. El dilema inflacionario parecía del pasado: la nueva estructura económica mundial, con mayor cantidad de mano de obra (gracias a China, India y Rusia), lucía mejor cubierta de este riesgo que, aparentemente, se había conseguido controlar. No obstante, aún en aquellos tiempos de éxito económico global, algunos países sintieron los primeros efectos ante la suba de los precios del petróleo (superó los U$S 50 por barril), de los minerales (acero, aluminio, cobre, entre otros con subas de más de 100% acumulado en pocos años) y de los productos agrícolas (soja, trigo y maíz). La posibilidad que estos incrementos de precios en bienes puntuales se trasladaran, hizo que las economías centrales endurecieran su política monetaria. La primera reacción la dio el Banco de Inglaterra, comenzando a elevar la tasa hacia noviembre de 2003 siendo seguido por la Reserva Federal (Fed). en junio de 2004. El BCE, en tanto, sólo comenzó su ritmo de incrementos en la tasa de interés de referencia hacia diciembre de 2005 y de forma mucho menos agresiva, afectando las paridades cambiarias mundiales (el euro se tornó una de las monedas que mayor apreciación acumulada mostraba respecto de las 16 monedas más negociadas a nivel mundial). En retrospectiva, el temor acerca de la evolución de los precios por las altas cotizaciones de los productos energéticos fue justificado. En 2007, las subas se generalizaron con fuerza en cada economía. China verificó aumentos de 6,9%; EEUU, de 4,1% (2,4% en core)), Alemania, de 3,1%, y la lista podía continuar con otras potencias mundiales. Las economías latinoamericanas no fueron ajenas: Chile, 7,8% en diciembre, México, 3,8%, Brasil, 4,2% (cambiando la tendencia declinante en la evolución de los índices de precios) y Venezuela, de 22,3%, entre otros. Esta es una diferencia clave respecto del anterior período recesivo norteamericano. En la experiencia previa, la inflación no era un problema y eso permitía a la FED ser muy agresiva bajando tasas para incentivar el crecimiento. Ahora, los precios mostraban reticencia a la baja, elevada volatilidad (influenciada por el sector energético y agrícola) y un piso de inflación más alto. Ante síntomas recesivos en EEUU en diversos sectores económicos, la FED considera que sus bajas en la tasa de interés y una política fiscal expansiva evitarían una profundización. En tanto, el Gobierno anunció políticas fiscales (devolución de impuestos a empresas e individuos) que se sumaban a las medidas para la población endeudada en créditos hipotecarios. La FED redujo de manera imprevista sus tasas de interés de referencia en tres cuartos de punto porcentual, en un intento para calmar los temores del mercado sobre una recesión en Estados Unidos. Esta medida de emergencia de la FED eliminó la ventaja del diferencial de tasas de interés que tenía el dólar sobre el euro. La tasa referencial de la FED se encontraban en 3,5%, mientras que las tasas oficiales de la zona euro se ubicaban en el 4 por ciento. Con EEUU en una eventual recesión y tasas de inflación por sobre los objetivos, Europa -con moneda apreciada, inflación creciente y expansión desacelerada - y Japón con baja tasa de crecimiento y su moneda apreciándose. En ese escenario, Latinoamérica se encontraba mucho menos expuesta a las crisis financieras mundiales que en los años 90. Los procesos de mejoras del último período de auge redujeron los niveles de contagio considerablemente. Sin embargo, probablemente, verificará tasas de crecimiento algo menores a las observadas en los últimos años. En resumen: con una expansión de 5% en el mundo, 2007 se sumó al período de mayor crecimiento global de los últimos 30 años. Sin embargo, ya en 2007, comenzaron a evidenciarse signos de agotamiento en el ciclo expansivo mundial. A diferencia de crisis anteriores, los países desarrollados parecen encaminados a sufrir más que el resto del mundo. Las economías emergentes -impulsadas por la continuidad del crecimiento a ritmo acelerado de India, China y Rusia- soportarían alguna reducción en las tasas de crecimiento. El sector bancario experimentó problemas como consecuencia de la desaceleración inmobiliaria norteamericana. El dólar continuó hacia mínimos en su relación cambiaria respecto de otras monedas. En cuanto a los impactos indirectos, posiblemente algo de contagio repercuta en China e India y, por ende, en las ventas de América Latina a Asia. Sin embargo, se ha estimado que una caída de 1% en EEUU generaría una baja en la tasa de expansión de las exportaciones de China en torno a 5% y ello reduciría el crecimiento del PBI en 0,5%-0,6%. De esta manera, China desaceleraría su crecimiento, pasando de un ritmo de expansión en 2007 de 11,5% a un tasa de 10,5% en 2008. El mundo comenzó 2008 con incógnitas por develar. Posiblemente, EEUU verifique alguna etapa de crecimiento negativo (que permita hablar de recesión en términos estrictos) o con una tasa de expansión de sólo 0,5% interanual. En ambos casos, la sensación será de recesión. En tanto, tras la última medida de la FED, el BCE continúa asegurando que su principal preocupación es controlar la inflación y que no tiene intenciones de seguir la drástica política monetaria de la Reserva Federal. En Asia, Japón reducirá su ritmo de expansión económica afectado por el mayor valor de su moneda. China continuará creciendo fuerte y será, sin dudas, la locomotora de la región y, posiblemente, del mundo junto con India, Rusia y Brasil. Algunos analistas ven a México como el país de Latinoamérica que más sufrirá, dada su fuerte dependencia de las exportaciones a EEUU (80% de su comercio). En tanto, Argentina sorteará la crisis mundial con alguna contracción en el crecimiento derivada de la menor demanda externa. Esto unido a las políticas económicas internas que parecerían tienden a no alentar a la producción y a promover conflictos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy claro e interesante!!! La verdad, muy buen Blog,

Saludos!
Nico.