miércoles, 4 de junio de 2008

Un conflicto doméstico que desconcierta y preocupa

La situación actual se perfila como muy favorable para una demanda cada vez mayor sobre los productos que la Argentina puede ofrecer. Existen todas las posibilidades que los años venideros sean favorables al país en el mundo para ofrecer las materias primas que nuestro suelo produce. Hay estimaciones que marcan que el precio de los cereales subirá 60% en los próximos diez años. Y es precisamente en esta época cuando un conflicto creado entre el gobierno y el campo repercutirá en una menor producción, cuando otros países están ocupando posiciones bien firmes pues están en condiciones de -ante las circunstancias-, reemplazarnos y ocupar nuestros sitios de privilegio, ofreciendo iguales productos. De los artículos primarios que exporta la Argentina, hay varios que son reconocidos en el mundo como los mejores y están vinculados a la alimentación (cereales y carne). Son los que, en grado principal, se demandan desde el exterior. Esto ha representado vincularnos con naciones que mantienen un fluido intercambio por nuestros productos, cuyo conjunto representan en las exportaciones los mayores ingresos en divisas. No obstante, el conflicto comentado crea incertidumbres y se piensa en cómo impactará en el funcionamiento del sistema político y en la economía. Ya se menciona como seguro que disminuirá la superficie sembrada de nuestros campos con una paralización de los envíos hacia el exterior y esto puede detener la relación comercial en los lugares que, al no cumplir los compromisos asumidos en los negocios, dejarán de comprarnos y se inclinarán hacia otros lugares que ofrecen por lo menos, calidad y seguridad de entregas. Ante esta situación se perderán clientes que, en el aspecto global, es difícil recuperarlos habiendo posibilidades de preferir otros abastecedores de hasta mayor seriedad, en lugar nuestro. Todos hacen referencia que para nosotros la situación actual mundial es “una oportunidad inmejorable, que no se puede perder”, pero el tiempo de duración del conflicto lleva a pensar que la dilatación de los arreglos no ofrecen motivos para pensar que la solución esté próxima. Es, sinceramente lamentable que el país ofrezca un escenario de esta naturaleza con su repercusión en el mundo, un enfrentamiento que, sin lugar a dudas, nos perjudicará. Parece que se trata de una lucha que por un lado puede ser justificable pero quien tiene en sus manos los resortes para solucionarlo de una manera fundada en el diálogo y en la comprensión, esto no ocurre ni los aplica. En toda negociación es fundamental la reunión de las partes, el diálogo sereno, la expresión más sensata de hasta diríamos un buen comportamiento, expresando cada parte sus puntos de vista, reclamando algo pero también cediendo una parte si esto es necesario. En estos casos la terquedad, la falta de serenidad, la notoria manifestaciones en gestos siempre severos, la falta de sinceridad, el no cumplimiento de lo prometido, las advertencias inflexibles y la carencia de reconocimiento de un pedido que colma y expresa la mayoría de los pueblos del interior, hace que no pueda comprenderse la dilatación de este proceso con el daño enorme que está produciendo. El tema, lo consideramos en este Blog, porque tiene enorme relación con la economía del país. Los cereales forman parte de un circuito que ejerce un efecto multiplicador ineludible: p. ej. el trigo se relaciona desde el que atiende la venta de las semillas, hasta quienes cultivan y dan trabajo. También a quienes cosechan y distribuyen los productos, a los molinos harineros que lo requieren como materia prima, a los negocios que venden el pan y desde ya, a las exportaciones. La fuente de ingresos que genera activará el consumo y las actividades se movilizan. Además de esto está la demanda de maquinaria agrícola, sus repuestos y accesorios. Y así ocurrirá con el aceite de soja, con el girasol, con la carne, etc. O sea, estamos perdiendo la ocasión de obtener lo mejor de un ciclo favorable. Lo notable es que busca cada uno el apoyo que revele ante el público que tienen razón, por un lado en lo político parece que las comunicaciones y las discusiones no se realizan en el Parlamento sino en reuniones de elegidos en oficinas del ex mandatario, y se dan a conocer “informes” que parecería que es la voz oficial. Por el otro, decisiones de un conjunto de entidades, basados en discusiones y puntos de vista que surgen de sus bases, que jamás habían pensado enfrentarse de esta forma ante el gobierno y que defienden sus derechos en el reclamo público. Creemos que ha llegado el momento de terminar y buscar soluciones que el país reclama. Salvo que por algún lado exista la perversidad de mantenerse sin aceptar ningún diálogo y reafirmar una posición irreductible, narcisista, omnipotente, sin buscar puntos de buena reflexión, y entendimiento real del problema. Entendemos que esto jamás puede producirse en un país civilizado y con gente responsable. ¡Que Dios y la Virgen de Luján bendiga a nuestra patria!

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