jueves, 12 de junio de 2008

Manuel Belgrano y la Economía

Hace pocos días se festejó el día del periodista y en nuestro país generalmente se asocia con la personalidad del prócer Manuel Belgrano, quien además de crear la bandera (un 20 de junio) y vincularlo
a muchas batallas por nuestra independencia, se destacó como periodista con relieves dignos de considerar. En nuestro caso, como avezado en cuestiones económicas y promotor de un pensamiento en esa área, muy particular. A partir de 1801 comienza su importante tarea periodística, como redactor del “Telégrafo Mercantil”. Belgrano es un estudioso en economía con enorme predicamento a favor de la libertad de comercio y de empresa, lo mismo que del desarrollo agrícola y técnico. Demostró siempre una especial vocación por la ciencia económica, y estuvo al tanto de los más importantes autores europeos, como —entre otros— del célebre libro de Adam Smith, “Origen y causa de la riqueza de las Naciones” (que apareció en Europa en 1776, en el mismo año que se creaba aquí el Virreinato del Río de la Plata). Belgrano comienza desde temprano a pregonar la necesidad del desarrollo agrícola, que hará más tarde de la naciente Argentina un país agrícola-ganadero por excelencia. Su ideario era a favor del progreso y de la emancipación, enfrentándose así con el cerrado absolutismo de la monarquía española en América. Como economista muestra su amor a la gente y su voluntad de hacer. Y entonces se ocupa de crear las academias que brindan formación en materias necesarias para promover un país y darle herramientas de trabajo a su población. Entendía Belgrano que era necesaria la formación incluso para desempeñarse en el comercio, y es el creador de la primera Escuela de Comercio. También hizo aportes conceptuales a la agricultura, redactando sus consejos para un mejor aprovechamiento del suelo y enfatizando la necesidad que la tierra sea productiva. Su idea de empezar a cultivar era también revolucionaria en aquel momento. Hoy son pocas las “Memorias Anuales” conservadas, de las dieciséis que escribió. En ellas se ve como está presente el tema del desarrollo agrícola como factor de progreso. Los más destacados antecedentes de Belgrano como cronista no figuran en los diarios clásicos de la Colonia, sino en las actas del Real Consulado de Buenos Aires, cuya secretaría ejerció a lo largo de dieciséis años. Con jurisdicción en todo el Virreinato del Río de la Plata, aquella benemérita corporación se consagró al mejoramiento general del territorio prácticamente en todos los rubros: desde el tráfico fluvial hasta la construcción de escuelas, pasando por el sistema tributario, el fomento de la agricultura y la industria, con la apertura de puentes y caminos. Estaba muy claro para Belgrano que la industria no sólo transforma valores preexistentes, ni que el comercio se caracteriza sólo por transportarlos, sino que ambas actividades crean valores. Esto implica no solo una ampliación de las actividades productivas concebidas por los fisiócratas, sino un concepto sustancialmente diferente; del producto neto, material, físico, a la creación de valores económicos. El concepto de productividad implícito en el pensamiento de Belgrano contiene además el germen de otro principio que sí desarrolla expresamente; el de la interdependencia de los sectores económicos; concretamente entre la agricultura, la industria y el comercio.

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