viernes, 2 de mayo de 2008

La importacia de las PYMEs

Las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) ocupan un papel protagónico en las economías de todos los países del mundo, incluidos naturalmente los altamente desarrollados. Su participación en el PBI y la ocupación que generan, así como su capacidad de innovación, son atributos que las caracterizan. Y las exhiben como herramientas a las que una sociedad debe atender en épocas de bonanza y rescatar sin demora en los torbellinos producidos por las crisis. La importancia de las pequeñas y medianas empresas en la creación de trabajo y en la consolidación del armazón social es admitida en forma casi generalizada. Es evidente el dramático momento por el que a veces pasan estas empresas que han tenido que hacer frente a la apertura de la economía y cuya ecuación de disposición inicial de capital es escasa por el origen casi personal que las distingue. Muchos empresarios PYMEs son innovadores. Trasladan sus conocimientos a la producción en la forma a veces rudimentaria, pero abren con ello un ancho camino a los nuevos. Encarar este muy urgente tema de la crisis PYME remite a tener en cuenta que, en épocas recientes pasadas, tanto el número de establecimientos como el de personal ocupado disminuyó en todos los niveles. Con los años, esa tendencia se profundizó. Numerosas, PYMEs se vieron afectadas en los últimos periodos por ciertas estrategias contra la inflación y los cambios en la política comercial. No obstante, y considerando que la problemática de este tipo de empresas va más allá de sus propios límites, es notoria la importancia de su papel en el aumento de la productividad y la competitividad de la industria local Es natural que desaparezcan empresas, pero, en los países con economías florecientes, se producen al mismo tiempo surgimientos de nuevas firmas, de manera que hay un aumento de emprendimientos. Es bien conocida la recurrente y debatida posición por la importancia que se le asigna al rol de las PYMEs en el desarrollo del tejido industrial de una nación. Pero en la mayoría de los casos el debate se focaliza en lo reivindicatorio, o sea en la necesidad de obtener incentivos, promociones y otras medidas de soporte a la actividad de estas empresas dándoles menor importancia al análisis y a la exploración de la posible creación de ventajas competitivas, las cuales son, en definitiva, las que deberían establecer la capacidad de competitividad de cualquier actividad. Se reconoce que los mayores accesos a los recursos que tienen en general las grandes empresas hacen que éstas tengan mejores posibilidades de ejercer mayor control e influencia sobre los diferentes eslabones de su cadena de valor. Pueden así tener mejor acceso a sus proveedores, disponer de tecnología propia y capacidad financiera, determinar referencias de calidad de los productos o servicios, como así también controlar con mayor efectividad las barreras de entrada y salida de una actividad. Por su tamaño, rara vez ocurre en las PYMEs la posibilidad del control amplio señalado. Pero no por ello las PYMEs están exentas de la necesidad de configurar su propia estructura, más aún, el empresario PYME debe conformar y verificar constantemente no sólo su cadena de valor, sino construir un sistema competitivo a través de instrumentos y operaciones que establezcan la posibilidad de sus actividades. En resumen: mientras que para las actividades de la empresa grande puede a veces alcanzar el tener una buena cadena de valor, la PYMEs, para ser exitosa, requiere algo más: requiere, paradójicamente ser parte de un sistema más complejo ya que implica una mayor interacción con otras organizaciones que a veces son sus propios competidores. Casi siempre – cuando se habla de PYMEs -, se trae como ejemplo de su desarrollo a Japón, Italia, y a otros países europeos. Sin embargo, hay que recordar que en los EE.UU. se forman anualmente alrededor de 600.000 empresas, la mayor parte PYMEs Se confirma también que tanto mayor es el éxito de las mismas cuanto más intenso es el desarrollo económico de un país o región. Tal es el ejemplo de Italia donde el fenómeno del gran desarrollo de las PYMEs se da preponderantemente en el centro-norte del país. En el nuevo marco económico, las PYMEs han experimentado enormes impactos. Debemos destacar que muchas de ellas no estaban preparadas para el cambio, no pudieron o no supieron reconvertirse y desaparecieron. Muchos proyectos viables no han encontrado fuentes auténticas y accesibles de financiamiento y, en consecuencia, no han llegado a la etapa operativa. En las PYMEs, recién están tomando importancia las nuevas formas de acción empresaria y de administración y dirección.,las uniones transitorias para distintos fines, la tercerización de operaciones, los nuevos modelos de comercialización, etc. La actividad productiva y comercial no era apoyada por el crédito bancario. La discusión sobre el modelo del Sistema Financiero deberá hacerse en un marco de modelo de país. Es necesario defender la importancia del apoyo de la banca pública y cooperativa como también aceptar regímenes de subsidios de tasa para PYMEs y potenciar el desarrollo de las Sociedades de Garantía Recíproca. Será necesaria una visión estratégica de país, para evitar un alto costo económico y social, razón por la cual será oportuno promover debates sobre los temas centrales de la configuración actual de estas empresas y de sus perspectivas. Al mismo tiempo deberá remarcarse la importancia de una confluencia entre el sector público y el sector privado. El desarrollo de las pequeñas y medianas empresas es un proceso de gran importancia para la construcción de un sistema económico competitivo. No existe sistema económico sin crédito, ni país viable sin un sistema bancario que privilegie el desarrollo del tejido productivo. Por lo tanto, será necesario además brindar a las PyMEs la posibilidad de incrementar sus exportaciones y acceder a nuevos mercados internacionales. Los programas de asistencia, con modernas técnicas deben instrumentarse y ofrecer a todas aquellas PyMEs exportadoras de distintos productos especialmente de productos industriales y agroindustriales que tengan como objetivo mejorar su posicionamiento competitivo y quieran diversificar sus accesos en mercados extra regionales. Estos proyectos deberán contar además con la financiación especial de bancos de reconocido prestigio internacional.

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