En el país, aunque existen divisas disponibles, superávit gemelos y no hay excesivo atraso cambiario, el riesgo es acercarse más rápidamente a un escenario de desaceleración en la actividad económica con inflación superior al 30%, indexación y puja distributiva. No obstante, conforme a lo que se nota, parecería que el gobierno mantendrá los actuales lineamientos económicos. No existe ninguna orientación que marque un accionar de enfriamiento de la economía como medio para contener la inflación. Tampoco se advierte un plan nacional para enfrentarla. En alguna medida, reducir el crecimiento del gasto público sería una política eficaz, pero también será necesario coordinar una política fiscal, monetaria y de ingresos. Es evidente que la inflación no da tregua y amenaza la recuperación del salario real. Si el deterioro monetario continúa los ingresos reales de la economía en promedio descenderán. A esto se puede sumar un recorte del consumo.
En 2008 aparece el dilema entre optar por un plan de estabilización que pueda suponer alguna apreciación de nuestra moneda o por un a devaluación que busque mejorar la competitividad cambiaria a costa de una inflación elevada. Por cualquiera de las dos posibilidades sería inevitable una contracción monetaria real y una desaceleración de la economía. Es necesario puntualizar la rápida expansión del gasto público que fue potenciada por los subsidios compensatorios, los que subieron de u$s. 2600 millones en 2006 a u$s. 4600 millones en 2007, y que de continuar esta tendencia, podrían llegar a superar los 7000 millones en este año.
El conflicto entre el gobierno y las entidades agropecuarias se mantiene sin soluciones inmediatas y en los últimos días hubo expresiones de dureza para con el campo. El sistema aplicado de mayores intervenciones y la manipulación de los datos que proporciona el INDEC no dejan de preocupar y no es conducente afirmar y defender la presentación de ciertos indicadores oficiales, cuando los mismos consumidores pueden apreciar en sus compras más elementales que los precios de los bienes y servicios han aumentado considerablemente. A pesar del indudable fuerte crecimiento de la economía y de los ingresos de los hogares, la pobreza aumenta por la fuerte suba de los precios principalmente de los alimentos. No debe olvidarse que la canasta básica alimentaria aumentó 44,8% interanual y la pobreza alcanzó un 30% el año pasado. Un caso muy particular: el arroz aumentó más del 50% desde comienzos del año y la soja subió 80% en el último año.
Los dos sectores que revelan un déficit importante están relacionados con el abastecimiento energético y también hay una evidencia de problemas en el sistema de transporte. Esto estaría muy vinculado a la falta de una política de inversiones. En el aspecto financiero el mercado se mantiene a la espera de señales; el aumento de dólar y la caída de los bonos constituye sin lugar a dudas un síntoma de que los inversores se encuentran pesimistas y anhelan y esperan cambios. El mercado queda agobiado por haber sufrido en la semana que pasó un serio contratiempo: hubo salida de depósitos de los bancos, huida hacia el dólar ($ 3,21), el euro a ($ 5,15), y un Banco Central perdiendo reservas por ventas contado y futuro.
A nivel mundial: se advierte en los mercados cambiarios mundiales una gran volatilidad, afectados por los fuertes movimientos en las materias primas y por las consideraciones de inseguridad financiera. Por esa razón, en la semana el euro llegó a tocar 1,60 dólares. En sentido inverso, se produjo una pequeña incursión en contra del yen, pasando a costar 105 dólares; la libra esterlina experimentaba una recuperación ubicándose en la zona de 1,97. Los inversores además estuvieron muy atentos a los reclamos de Francia y Alemania que le hicieron en estos días al Banco Central Europeo. Se detectó que los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Brasil salieron a rescatar deuda en moneda local, se presume intentando colocar endeudamiento a largo plazo. Esto podría estar ligado a un final del ciclo de devaluación del dólar y la libra y de una revaluación del real. Como consecuencia: será oportuna seguir estos movimientos muy atentamente.
Cercana la fecha en que la FED se reunirá como lo hace habitualmente, para analizar la economía de EE.UU., con un escenario probable de una reducción de 25 puntos en la tasa de referencia, aunque una buena parte de los analistas mantienen su posición de que la tasa no será alterada. El problema de un dólar débil es que equivale a importar inflación del resto del mundo y eso alentaría a la Reserva Federal a la necesidad de modificar su política. La otra cara del dólar barato sería una fuerte suba en los precios de las commodities que se negocian en esa moneda, Hay coincidencias en la importancia que tiene la demanda de China y de la India, pero habrá que tener en cuenta también que el peso de los movimientos especulativos es muy grande y que las commodities serían el refugio de quienes no tienen otras alternativas de inversión como consecuencia de la baja de tasas y la debilidad del dólar. Los bancos centrales, además de sus preocupaciones por la crisis financiera global, también tendrían que estar alerta por el fenómeno de la inflación que asoma.
1 comentario:
me parece que cosas de esa indole las tendriamos que comentar en clase por que creo que a todos nos gustaria saber mas sobre estos temas
Publicar un comentario