miércoles, 30 de abril de 2008

Sobre la situación financiera internacional

En la edición de abril de 2008 del Global Financial Stability Report (GFSR) se evalúan los factores de vulnerabilidad a los que se enfrenta el sistema financiero internacional y se presentan consideraciones y sugerencias en la materia. Algunos de los aspecto básicos del análisis trataremos de resumirlos seguidamente:
Las presiones sobre el sistema financiero mundial sin duda han aumentado desde fines de 2007, y los riesgos en la estabilidad financiera siguen siendo altos. Las preocupaciones están agravadas por el deterioro de la calidad del crédito, la disminución de las valoraciones de los productos estructurados y la falta de liquidez en el mercado que es acompañado por un generalizado impacto en el sistema financiero. El desafío fundamental consiste en actuar de inmediato para amortiguar los riesgos de un ajuste aún más penoso; por ejemplo, elaborando planes de contingencia y de medidas correctivas y, al mismo tiempo, abordando las causas de la turbulencia actual. Los acontecimientos de los últimos meses han puesto de manifiesto la fragilidad del sistema financiero mundial y han generado interrogantes de fondo acerca de la eficacia de las respuestas por parte de las instituciones de los sectores público y privado. Los países de mercados emergentes hasta ahora han demostrado en general capacidad de resistenci. No obstante, algunos de ellos continúan siendo vulnerables a una retracción del crédito, sobre todo en los casos en que el crecimiento interno ha dependido de fondos externos y en los que también son necesarios para financiar déficit en cuenta corriente. Los mercados de títulos de deuda, en particular los de deuda empresarial externa, han sentido el efecto de las turbulencias en las economías avanzadas y sus repercusiones alcistas en los costos de financiamiento, y no es posible descartar, nuevos shocks con el natural riesgo de los inversionistas en activos de los mercados emergente, en el caso de que se deterioren las condiciones financieras. Las políticas macroeconómicas tendrán que ser la primera línea de defensa frente a los riesgos de deterioro de la situación económica, pero las estrategias de las autoridades deberán abordar frentes más amplios. Un desafío clave consiste en garantizar que las grandes instituciones financieras de importancia dentro del sistema, sigan saneando sin demora sus balances mediante la captación de capital y financiamiento a mediano plazo —aún a fuerza d costos más altos— para estimular la confianza y evitar un mayor daño de los canales de crédito. Ya están en camino flujos de capital provenientes de varios inversionistas, y entre ellos, los fondos soberanos de inversión Pero probablemente se necesitará una mayor afluencia de capital para ayudar a recapitalizar las instituciones. Pese a las intervenciones sin precedentes de los principales bancos centrales, los mercados financieros permanecen bajo una tensión, agudizada por el empeoramiento del entorno macroeconómico, la capitalización deficiente de las instituciones y un temor generalizado por un vuelco en las finanzas. La evolución reciente hace pensar que en el futuro los bancos centrales tendrán que reflexionar más a fondo sobre la forma en que la política monetaria puede propiciar la falta de disciplina en el crédito, y tendrán que mejorar los instrumentos que utilizan para aliviar las tensiones de liquidez en el sistema financiero, que hoy está más globalizado. Las pérdidas provocadas por el deterioro del crédito y las ventas forzadas, así como por el menor crecimiento de las ganancias, han planteado una difícil prueba a los balances de los bancos y de las instituciones financieras no bancarias. La gestión del riesgo del sector privado, la divulgación de datos, la supervisión del sector financiero y la regulación, estuvieron siempre a la zaga de la rápida innovación y transformación de los modelos empresariales. Esto dejó margen para la toma de riesgos excesivos, las suscripciones inadecuadas, los descalces de vencimientos y la inflación de los precios de los activos. Además de la incertidumbre que rodea a la valoración y la contabilidad de los productos de crédito estructurado, el modelo en que se basa su financiamiento parece haber tenido fallas. Se sobreestimó el traslado de los riesgos fuera de los balances de los bancos. Conforme los riesgos han ido materializándose, los balances de los bancos han vuelto a verse sometidos a enormes presiones. Hubo una falla colectiva a la hora de dimensionar el grado de apalancamiento de las diversas instituciones —bancos, aseguradores, entidades respaldadas por el gobierno, fondos de inversión libre (hedge funds)— y de los riesgos relacionados con una operatividad desordenada. En el trabajo, se documenta la forma en que la crisis se está extendiendo más allá del mercado estadounidense de préstamos de alto riesgo (subprime), concretamente, a los mercados inmobiliarios residenciales y comerciales de primera clase, al crédito de consumo y a los mercados de crédito empresarial de alta y baja calidad. Analiza en qué forma las prácticas contables y de valoración de los productos de crédito estructurado —tanto en el punto de origen como en etapas posteriores— inciden en la estabilidad financiera. Se analizará asimismo, cómo incide en los balances de los bancos la determinación de los precios en el mercado durante las crisis o la poca profundidad de los mercados. Las secuelas macroeconómicas son una preocupación creciente. Los menores capitales de reserva y la incertidumbre - incluso en países desarrollados - acerca de la magnitud y la distribución de las pérdidas de los bancos, además de los ciclos normales del crédito, probablemente incidirán mucho en los préstamos de los hogares, las inversiones de las empresas y los precios de los activos, y eso a su vez repercutirá en el empleo, el crecimiento del producto y en los balances. En el caso de los países de mercados emergentes, las medidas de política deben centrarse en disminuir la vulnerabilidad a los efectos en cadena originados en los mercados maduros. Específicamente, los bancos de los países que experimentan un rápido crecimiento del crédito financiado por fuentes externas deberán elaborar planes de contingencia sólidos y realistas para enfrentar la eventual disminución de tal financiamiento. Los países que han recurrido al financiamiento externo deben prever que surgirán presiones internas si la liquidez internacional se vuelve escasa.