El elegido por Francisco
para desempeñar el rol de secretario de Estado para asuntos financieros (el
nombre es Prefecto de la Secretaría de Economía) es el cardenal
australiano George Pell, un hombre que no pertenece a ningún círculo de la
Curia vaticana. Tampoco es un tradicionalista, sino que tiene un perfil
de católico social, afín al de Bergoglio. El
"ministerio" vaticano no tendrá obviamente una economía productiva
que administrar, sino flujos de dinero que no pasan por los grandes organismos
financieros internacionales, dado que los fondos que ingresan a la Santa Sede
provienen de donaciones y colectas en las parroquias del mundo entero, mediante
mecanismos dispersos y variados.
Ahorro,
transparencia, planificación, simplificación, son los objetivos buscados, pero
también poner fin a los escándalos financieros y al estado de sospecha
constante sobre el banco Vaticano. Las acusaciones de blanqueo de dinero
afectaron fuertemente la imagen de la Santa Sede. Con esta reforma, Francisco
reafirma su voluntad de poner realmente en marcha una organización más
eficiente y transparente de las finanzas vaticanas. Pero todavía queda un
camino por recorrer que no estará libre de obstáculos.
Con esta finalidad, el
Papa dispondrá desde ahora de una herramienta más eficiente,
centralizada, un aparato único que estará en condiciones de preparar un
presupuesto anual, asegurar una planificación financiera, con sus
correspondientes balances. Debemos reconocer que Benedicto
XVI abrió el camino, no sólo por las iniciativas que tomó –muchas de las
cuales fueron frenadas por su entorno-, sino porque su salida anticipada abrió
la vía para una oxigenación política en la cúpula.
Esta nueva estructura
tiene como inicio el 8 de agosto de 2013, cuando Su Santidad firmó un motu proprio (decreto papal) para la creación de un
Comité de seguridad financiera "a fin de coordinar las autoridades
competentes de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad de Vaticano en materia
de lucha contra el blanqueo de dinero". En octubre de 2013, se reveló que el IOR había ordenado el cierre de 900 cuentas –sobre un total de 19.000- por presunción
de blanqueo de dinero y como resultado de una verificación iniciada ya en 2012.
Finalmente, el 8 de octubre de 2013, el Vaticano promulgó una
ley sobre transparencia, vigilancia e información financiera,
estableciendo normas especialmente severas en materia de lucha contra el
reciclado de fondos y financiamiento del terrorismo.
En el caso del Estado
Vaticano, los recursos que dispone se originan en buena medida en el turismo -entradas a los museos y a la Basílica
de San Pedro; venta de estampillas y depósitos del IOR. Su gasto lo conforman
el mantenimiento edilicio y los sueldos del personal. Su presupuesto en
realidad se encontraría equilibrado.
En el caso de la Santa
Sede, lo esencial de sus ingresos proviene de las donaciones de las iglesias locales,
es decir, flujos irregulares y difíciles de medir. Los gastos derivan del
funcionamiento de la Curia y de los viajes pontificios, pero también tiene
erogaciones fuera de Roma: fundamentalmente, las embajadas (nunciaturas) de la Santa Sede en
todos los países del mundo y el apoyo a las iglesias locales. El presupuesto del Vaticano era de 245
millones de dólares en 2011. Pero el tesoro de la Iglesia se eleva a varios
miles de millones de dólares.
La misión
del cardenal Pell será la de administrar los fondos del Estado vaticano y de la
Santa Sede, reportando directamente al Papa, y con el auxilio
de un Consejo de Economía, de 15 miembros, de los cuales 8 serán
cardenales u obispos y 7, laicos expertos en finanzas. La designación de Pell
es también un claro signo de una nueva estructura de
la Curia romana; algo que también se reflejó en las designaciones de los
nuevos cardenales. El consistorio del pasado es histórico porque marca el fin
de una época. Si la elección de un nuevo Papa debiera tener lugar mañana, los
cardenales surgidos de la vieja Europa no tendrían mayoría en una votación.
Actualmente, en el
interior de estos dos ámbitos – el Estado Vaticano y la Santa Sede -, existen
organismos como por ejemplo: la Congregación
de Propaganda FIDE o el
propio Banco
Vaticano (llamado en
realidad Instituto para las Obras de la Religión, IOR),
creado en su origen para administrar la indemnización otorgada por Italia al
Vaticano en 1929, una suma destinada a indemnizar a la Iglesia por la
desaparición de los Estados Pontificios en 1870, al momento de concretarse la
unidad italiana.
Fuente: Disposiciones y normas
del Papa Francisco – también ver nuestros blogs referidos al tema de fechas;
01/08/2013; 03/11/2013 y 4 y 5 de dic.2013..
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